Spin-off

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martes, 11 de octubre de 2016

Huellas XVI



    Con Erza salimos de la habitación rumbo al gimnasio exterior, antes de desayunar quería ver a Riza, la chica japonesa que había llegado la noche anterior, entrenar con su facción. Erza me contó en el trayecto, que Riza fue una de las mentoras de Sahar, después de Drako y su padre, Riza le había enseñado muchas cosas en lo que a combate cuerpo a cuerpo se refería.
    Y hablando de Sahar, la vimos dirigirse al mismo lugar, iba delante de nosotras, nos llevaba ventaja. Me detuve porque no estaba segura de querer estar cerca de ella, sin embargo sentí un subidón extraño en el cuerpo, el corazón me latía muy fuerte y sentí un intenso calor hasta en la cara.

-Si quieres regresar a palacio no hay ningún problema-dijo Erza, entendiendo mi dilema entre ir y no al lugar de entrenamiento. Avancé a zancadas-. Pues vamos allá.

   Sahar estaba enfrentándose a Riza. Ésta atacaba, Sahar bloqueaba con facilidad cada uno de sus ataques como si previera sus movimientos, con el último bloqueo y la abofeteó consiguiendo que Riza sangrara. La mujer se limpió la sangre, notó mi presencia y me saludó con la mano acompañada de una sonrisa en la boca.
    Sahar dio media vuelta. 
   Explicar lo que me hace sentir cuando me mira me tomaría siglos, y no me alcanzarían.
   Miró a su ex mentora de nuevo, y al ver que la mujer se había puesto a hablar con uno de los Hassassins, me miró otra vez. Teníamos un lenguaje secreto, uno que no necesitaba de palabras, sólo mirarnos y nos entendíamos; sonrió.
    La sensación que me empezó hacía unos minutos, aumentó. El calor era insoportable, me abaniqué con la mano; Sahar dejó caer la espada que empuñaba y se acercó, me di la vuelta y emprendí el camino de regreso con Erza a mi lado, Sahar nos alcanzó.

-¿Qué tienes?-preguntó, visiblemente preocupada.

-No tengo idea-empecé a reír-. ¿Drako te dio duro anoche?-La risa se me descontroló. Y sentí que el piso se movía bajo mis pies-. ¡¿Sahar?!-grité-. ¡Sahar está temblando!-Di un paso al frente y casi me voy de bruces, sino es porque Sahar y Erza me cogieron de los brazos-. Tranquilas, tranquilas, sólo verificaba que el piso estuviera bien balanceado....

-¿Qué le pasa?-oí a Sahar preguntar.

-Debe estar ebria-dijo Erza, entre risas.

-¿Qué le diste?

-Yo nada, ella se sirvió de tu vino adulterado.

-¡¿Y no pudiste pararla?!

-Estás cabreada, Sahar-volví a reír-. ¡Grrr! ¡Sahar está cabreada!-exclamé arrastrando las palabras-. Pues yo también, ¿sabías? Llegas, me calientas, y te vas a follar con el rubio imbé...

    No supe de mí durante el camino de regreso a palacio, me había desmayado, y soñé. Las pesadillas me hicieron despertar de un salto, Sahar estaba sentada en el sillón de costumbre, y acudió a mi lado en cuanto abrí los ojos; quedé sentada en la cama hasta que pillé la jaqueca más terrible que había experimentado en mi vida. Volví a acostarme.

-Maldita sea...-murmuré, cubriéndome los ojos con el antebrazo. La luz me pegaba muy fuerte en los ojos, y aún sentía el cuerpo muy caliente-. ¿Qué clase de bebidas te regala tu madre? Eso no te embriaga, te droga, te lleva al infierno.

     La oí reír. 
    Sentí un pañuelo húmedo en la frente, retiré el antebrazo y sentí la frescura que me proporcionaba aquél pañuelo.

-Te enseñará a no beber de botellas con líquido de dudosa procedencia, Vesper. No te di permiso de tocarlas.-Pasó el pañuelo por mi cara, por mi cuello....-. Contiene alcohol, no muy fuerte pero sí lo suficiente como para noquearte si no eres yo.-Entreabrí un ojo, tenía una sonrisa en los labios, recorría mi torso con el pañuelo. Luego volvió a humedecerlo y lo pasó por mi brazo derecho-. Es una mezcla secreta de Circe, me gustó su sabor y me obsequió dos botellas; el líquido ambarino es de miel, el rojo es otra cosa. Tienes fiebre-susurró, tocando mi frente-. Mucha, abrígate.

-¿Una bebida que te da fiebre?-Me di cuenta que estaba desvestida, ella me arropó-. Es la primera vez que escucho algo así, sé de la resaca pero no tiene punto de comparación con lo que siento ahora. Es horrible, todo se mueve.

-Para que sepas, no está temblando-rió. Le di un golpe en el brazo con las pocas fuerzas que me quedaban-. Es una bebida muy fuerte, bebida de dioses. A Circe tampoco le hace nada, bueno, sí la embriaga un poco-dijo, corrigiéndose.

    Se levantó y cogió el bol de cristal que contenía el agua y el pañuelo. Supuse que iría al cuarto de baño así que me apresuré a tomarla de la muñeca antes de que diera la vuelta.

-Déjalo así-le pedí-. No te alejes, Sahar, por favor.-Lo dije no sólo por ese instante en que me sentía fatal, sino porque siempre encontraba la manera de alejarse de mí y me hacía mal no tenerla cerca.

    Tomó asiento en el sillón tras dejar el bol en la mesita de noche. Cerré los ojos, percibí el movimiento de la cama cuando se acostó a mi vera, me abrazó a ella con sumo cuidado; no sé cuánto tiempo pasamos así, en silencio. Tampoco es que importara mucho.

-No lo hice-susurró de pronto. 

-¿Qué no hiciste?-pregunté, no podía abrir los ojos, el dolor de cabeza me estaba matando.

-Drako y yo no pasamos la noche juntos.-Volvió a moverse, esta vez para levantarse de la cama. Hice el esfuerzo y abrí los ojos pese al dolor, ella se encontraba de espaldas a mí-. No sé decir mentiras, y de saber no podría mentirte; desde que estás aquí no me he acostado con nadie.-Se volvió. Sus ojos. de un dorado tenue, estaban fijos en mí-. Circe dice que los humanos tienen la mala costumbre de suponer, y me aproveché de eso. Ésta mañana me viste con Drako y enseguida supusiste que había pasado la noche con él, era lo que yo quería que pensaras, vi cuando Erza fue a por ti y me encaminé al dormitorio de Drako, cuando las escuché venir de regreso lo besé y él me correspondió porque sí.

    Quise sentarme en la cama, ella me ayudó. Se sentía culpable, iba a darle una bofetada pero no tenía ni fuerzas, y sería una pérdida de tiempo, malgastar las pocas que me quedaban.

-Quería que te decepcionaras de mí, que me odiaras....

    Había bajado la mirada, no me esperaba verla hacer ese gesto de pesar. Ella que no se avasalla ante nadie, quien avasalla es la Princesita Hassassin.

-Hicieras lo que hicieras no ibas a conseguir odio de mí-dije, cogiéndola de la barbilla para que levantara la cara y me mirara a los ojos como me gustaba que lo hiciera-, decepción tal vez, ¿pero odio? No, Sahar. Odiarte no, no me es posible.

    La Princesita Hassassin parecía una niña asustada de ojos de un bajo color dorado, al fin veía a la adolescente de quince años y no a la mujercita a la fuerza. 

-Lo siento-susurró.

-Tenemos mucho de qué hablar-sonreí. Ahogué un gritito de dolor-. Maldita bebida hecha por Circe-gruñí, acostándome.

-Ella no te la ofreció, Vesper-dijo Sahar, y se esfumó la niña dulce para darle paso al regreso de la dama de voz gélida-. Drako me informó que la quimera fue asesinada por mi padre.

-¿No le sacaron información sobre quién lo envió? Odio tu estúpida bebida, Sahar-me quejé.

-No recuerdo haberte invitado a una copa-replicó ella con esa sensual voz que se gasta-. Se cortó la lengua, y mi padre prefirió no seguir perdiendo el tiempo. Providencia está a salvo por ahora, y él tiene otras cosas de qué preocuparse.

-Proteger al mundo exterior de sus gobernantes ocultos-hablé, sin temor a equivocarme.

-Allá afuera se vive una era de oscurantismo suave, Vesper. Padre hace lo mejor que puede, aunque yo sería más contundente.

    Me interesó la última parte, ignoré el dolor y me senté.

-¿Qué tan contundente?-inquirí.

     Se dispuso a responder pero escuchamos cuando llamaron a la puerta de la antesala, ¿tenía que ser justo ahora?
    
-Ya regreso, acuéstate.

     ¡Qué se joda! En cuanto me dejó sola y haciendo lo posible por no quejarme del dolor de cabeza y la fiebre, me acerqué a las puertas para escuchar porque me dio la impresión de que ella adivinó de quién se trataba.









    Mi padre debía estarse preguntando por qué no bajé a almorzar con él, yo no podía despegarme de Faye. ¿A quién se le ocurre tomar algo que no le pertenece y además siendo una bebida que no conoce?
    Al menos ya se encontraba bien, la fiebre bajaría de un momento a otro; comenzaba a gustarme cuidar de ella.
   Abrí la puerta, mi padre se quedó en el umbral un rato observándome con aprensión, le sostuve la mirada e iba a salir pero él me ganó la partida y entró. Lo que viniera a decirme no me apetecía que Faye lo escuchara, pero mi padre no tenía intención de irse, vino con toda la intención de que ella presenciara su reprimenda. Y Faye, estoy segura que la escuché moverse de la cama apenas salí a la antesala.

-Erza fue muy amable en justificar tu ausencia, ¿ella está bien?-dijo, desviando la mirada hacia las puertas que daban a mi dormitorio.

-Tiene un poco de fiebre, gracias por tener la amabilidad de preguntar antes de soltar vuestro discurso, padre.

     Caín forzó una sonrisa.

-Una semana y media, casi, es lo que lleva aquí y ya te tiene a su merced. Voy a comenzar a creer que es igual de bruja que Circe.-Chasqué la lengua, y me alejé de él-. Sé prudente, Sahar, ¿cuántas veces quieres que te lo repita?
      Negué con la cabeza, situé mis manos a mi espalda.

-Tu madre murió por mi culpa.-Lo miré, sorprendida de que sacara ese tema-. Sé que nunca te lo dije, y sé que poco te importa saber de ella, pero la amé con locura. La puse en riesgo a ella, y a la gente que se supone debía proteger la descuidé, quise renunciar a mi deber por tu madre.-Caín suspiró, nervioso pasó su mano por su pelo-. Seis idílicos años a su lado, y me ocupé más de proteger su vida que la del resto, puse a una persona por encima de las demás y es algo que no podemos hacer. Te lo he enseñado, el deber siempre ha de estar primero, hay mucha gente que depende de nosotros.

     Me enfadaba tener que cuidar de personas que no hacen más que matarse entre sí, y que no merecen misericordia.

-Allá afuera me están cazando, y esa cacería los llevó hasta tu madre.....

-Tú la abandonaste-aguijoneé. Caín frunció el ceño-. Circe me dijo algunas cosas-agregué-. Si la hubieses traído a mi madre a Providencia, seguiría viva.

-Y Providencia en peligro. 

-Así que preferiste a Providencia que al amor.

-Preferí proteger a mi pueblo, preferí el amor a mi pueblo, a ésta gente que prometí proteger y en el proceso creí que tu madre estaría mejor, que estaría a salvo si yo me apartaba. Creí que la dejarían en paz, que no la perseguirían; la noche en que nacieron los tomé a ti y a Vadhir.....-Lo fulminé con la mirada al oír aquello.

-¿Qué hiciste qué?-pregunté, despacio. Caín se dio cuenta de que había cometido un error-. ¿Nunca nos conoció? ¿Qué hay de las historias que le contabas a Vadhir? ¿De las respuestas a sus preguntas cuando buscaba saber de ella? Sé que por momentos evadías el tema pero cuando hablabas de ella.... Su cara de ilusión.... ¡Le mentiste a mi hermano!-exclamé-. Está bien que a mí me interesara poco, ¿pero a él? Alguien que siempre va de frente contigo merece igual trato y a Vadhir lo llenaste de mentiras.

-Era un niño, protegía....

-Te protegías a ti y tu maldita cobardía. Siempre pudiste encontrar la forma de explicarle la verdad, Vadhir era muy inteligente, él habría entendido y hubiese comprendido tu proceder años después, tal vez te hubiese apoyado en tus decisiones y te hubiese ahorrado su rebeldía.-Estaba empezando a enfadarlo-. Para tener siglos de edad, padre, has tropezado mucho. Me sorprende que aún exista paz en Providencia dada la poca paz que existe en ésta familia; descuidaste lo más importante.

-Contrólate, Sahar-dijo, mirando alrededor, nervioso-. Eres igual a mí, habrías tomado las mismas decisiones....

-Te equivocas-dije, conteniendo la rabia-.  Porque a diferencia de ti ¡yo soy capaz de separar los sentimientos del deber!-dije, sin detenerme a controlar mi tono de voz-. Prueba de ello es que mantuve Providencia a salvo aún experimentando todo lo que Faye me despierta. Acaté tus órdenes por años, y seguiré haciéndolo, padre, pero en lo que a Faye respecta, lo siento, pero es mi decisión y es inmutable. No se toca.

     Caín levantó su mano con la intención de abofetearme, Circe entró al tiempo que me posicionaba para recibir el golpe, retándolo.

-Hazlo, pégame.

    Las puertas del dormitorio se abrieron, Faye había salido.

-Ahiram, por favor piensa lo que estás haciendo-intervino Circe, conciliadora.

-Nos secuestraste, le negaste a Vadhir el derecho de conocer a mamá. Aún no logro entenderte, padre-le dije-. La abandonaste y nos trajiste a nosotros, ¿por qué?

-Porque acababan de llegar al mundo, no había corrupción en ustedes, y tú-tuvo un debate interno antes de continuar-... Sahar he vivido solo por milenios, he cometido cada error, fui cruel. Es posible que lo siga siendo, el renunciar a tu madre y dejarla a su suerte lo llevo como una marca que me acompaña junto a la primera.-La marca que le fue puesta in principio-. No pienso correr el riesgo de que nos hundas y dañes el plan que tenemos para con Assiah, cuando regrese al exterior la señorita Vesper vendrá conmigo.

-No-dije, tajante.

     Circe se paró delante de él, yo me giré para mirar a Faye, ella se acercó. Iba vestida con un pantalón de chandal blanco y una camisa del mismo color que le quedaba ceñida.

-Es tu hija, toda la vida la has tratado como a una igual-decía Circe-. Permítele esto, cielo, dale gusto. Sahar nunca ha hecho nada en tu contra, siempre te ha obedecido.

-¿Y qué le cuesta seguir siendo obediente?-preguntó, mirándome con frustración-. Quiero evitarle el sufrimiento, y quiero evitarnos el caos que provocará si a esa humana le pasa algo.

-No voy a permitir que le hagan daño-dije, segura de mis capacidades para defender lo que era mío.

    Defender lo que es mío, pensé, y sonreí. Me gustó.

-Cómo si pudieras estar todo el tiempo para vigilarla-ironizó padre-. Yo lo intenté con tu madre, le puse vigilancia y aún así terminó mal.

-Yo no soy usted.-Circe fue severa al momento de posar sus azules ojos en mí-. Perdón-susurré, pero manteniéndome firme-. Entonces deje que se quede en mis facciones, no intervendré en su entrenamiento, de eso que se encarguen Drako y Declan como usted lo ha ordenado. Pero tan pronto esté lista quiero que me pertenezca.

    Por mi visión periférica pude pillar la impresión que se llevó Faye al escucharme decir la última frase.

-Es un buen trato, esposo mío-sonrió Circe.

    Caín resopló.

-Dormirán en habitaciones separadas, permanecerán separadas....

-Ni de coña-soltó Faye.

    Circe rió, mi padre dio unos pasos hacia la rubia, me interpuse.


-Lo que ella dijo-expresé, con total seriedad.

-Y así es como una pareja se cierra en banda, ¡qué bonito!-comentó Circe, puse los ojos en blanco. Mi madre podía llegar a ser algo inoportuna.

   Caín tenía los ojos cerrados, sus dedos medio y pulgar en el tabique nasal. Se dirigió hacia la puerta.

-Prepárate-me dijo antes de salir-. Tenemos una reunión en una hora con los líderes de las diferentes ciudades, anoche envié la información y deben estar en camino.

    Se marchó, Circe suspiró y me abrazó.

-Hablaré con él-prometió con una sonrisa en los labios tras darme un beso en la frente-. Seguirá en sus trece pero será más suave, se merecen la una a la otra.

    Cerró la puerta al salir. Me senté en el sofá, Faye me acompañó; si padre se sentía frustrado por la primera discusión que habíamos tenido, no tenía idea de cómo me sentía yo. Era difícil identificar en qué punto me encontraba, enfado, sí, estaba enfadada pero todo lo demás me tenía confundida.
-Nunca le había levantado la voz-dije. Faye puso su mano en mi pierna, a pesar de que no era un contacto piel a piel, si provocó una corriente que atravesó la tela de mi pantalón y se apoderó de mi cuerpo colándose en mi torrente sanguíneo, mi pulso empezó a acelerarse.

-Siempre hay una primera vez, en algún momento tenía que salir ésta conversación. Siento que es mi culp....

-No.-Puse mi mano en la suya, fue peor, una mezcla entre el más inofensivo viento y un huracán que lo derriba todo a su paso. Guerra y paz en un mismo cuerpo, guerra y paz dentro de mí-. Tienes razón en que en algún momento iba a surgir la conversación sobre mi madre, pero hubiese preferido que no, éstas cosas no me afectaban, nada me afectaba y ahora....-Cubrí mi cara con las manos, al removerlas Faye me observaba de un modo que no supe reconocer en un principio, luego entendí que era preocupación-. Voy a estar bien-le aseguré-. Tengo que procesar todo este lío de emociones desbocadas, controlarlas para no cometer errores, yo nunca cometo errores.


-Debe ser terrible para ti pasar años sin sentir nada, y de pronto sentirlo todo de golpe. Eres más sensible que mucha gente que conozco, Sahar, te preocupas por el bienestar de tu gente, y eso es hermoso. 
     Escucharla hablar me hizo sentir bien, pero se equivocaba.


-No es hermoso, Vesper, no cuando lo haces porque te lo ordenan. No es algo que salga de mí el proteger a las personas, mi padre me ordenó cuidarlas, y fue lo que hice, es lo que hago, seguir órdenes.

    Acercó su rostro al mío, y apoyé mi frente en su hombro porque estuve tentada a besarla. 

-Eres especial, Sahar. Sean órdenes o no me niego a creer que te quedarías de brazos cruzados si atacaran a alguien delante de ti.

    Sonreí, levantando el rostro. 

-No conozco la piedad, te dije antes que si de mí dependiera el destino de Assiah, sería contundente. Preguntaste qué tan contundente, sería juez y verdugo de todos sin excepción, empezaría todo de nuevo como era el plan original y he intentado convencer a mi padre de hacerlo.-Faye no se apartó de mí, pero noté su debate interno-. ¿Sigues negándote a creer que me quedaría de brazos cruzados si atacaran a alguien delante de mí?-le pregunté, ella asintió-. Eres terca.

-Tú también-replicó en un susurro. Rozó mis labios con su dedo pulgar-. Creo que entiendo a tu padre, creo que ve en ti a una gran líder. Implacable.-Me excitó oírla decirme implacable-. Así te veo, Princesita Hassassin. Neprimirimyy-repitió en ruso, y nada más oírla hablar en su idioma me pudo, y me lancé a su boca, entregándome a sus labios, adueñándome de cada rincón con mi lengua. Encontrándome con la suya, rozando, gimiendo y sólo un beso ocasionaba eso y más. Aquello que las palabras no llegaban a expresar del todo, el beso lo decía, lo demostraba, ilustraba cada sensación y sentimiento que me despertó con su llegada a mi vida.

    Me aparté con una sonrisa en la boca, ella tenía la misma, rocé un poco más, muy quedo, sus labios con los míos. Nuestra respiración parecía una misma, agitada, como los latidos de nuestros corazones.

-Recuérdame hablar en ruso más a menudo-susurró, sin borrar la sonrisa de sus labios. La cogí de la nuca, y pegué su frente a la mía, su cálido aliento envuelto con el mío; y fui feliz, ella me hacía feliz, ahora sabía lo que era sentir felicidad-. ¿Sahar?

-Dime.

-¿Puedo pedirte algo?-asentí. ¿Qué no le daría? No me negaría a nada de lo que me pidiera, ¿implacable yo? Era dócil en su presencia-. Sé que dijiste que fuésemos despacio con respecto al tema de tu familia.-Intuí a qué venía todo aquello-. Pero creo que hoy me enteré de mucho más, y me gustaría saber si puedo darte mi opinión sobre algo, pedirte algo.

    Volví a asentir, esperando a confirmar lo que iba a pedirme.

-Tu hermano.-Por supuesto que sí. Me levanté-. Estabas muy afectada cuando me contaste lo que tu padre le hizo, y hoy de nuevo cuando te enteraste que le había estado mintiendo siendo tu hermano muy niño.

-Antes no me habría importado-murmuré.

-Pero ahora que sí, creo que deberías ir a verlo.

    Ver a Vadhir tendido en una cama....

-¿Eras muy unida a él?-inquirió Faye, entrelazando su mano con la mía cuando volví a sentarme a su vera.

-No, el único tiempo que pasábamos juntos eran las clases con Circe, él era muy apegado a ella. Yo no era niña de juegos, crecí entre adultos, acompañando a padre a reuniones, aprendiendo sobre muchas otras cosas, preparándome para liderar en el momento en que padre así me lo exigiera. No tenía tiempo para niñerías y nunca les vi el sentido.

-Nunca fuiste una niña, pobrecita-dijo, haciendo un puchero.

    Enarqué una ceja.

-¿Es algo malo?-pregunté, no entendí su comentario.

-Tu padre te quitó a tu madre, y te robó tu infancia.

-Él no me robó nada, siempre he sido tal cual me conociste. Puedes preguntarle a quien quieras.-Incluso a mi hermano, pensé-. ¿Vendrías conmigo? A ver a Vadhir, ¿me acompañarías?

    El brillo en sus ojos compaginó con su sonrisa.

-Yo voy adonde tú vayas, Sahar. 

    

  

   <<Huellas XV

3 comentarios:

  1. Tiene razón Faye, en lo que respecta a la bebida. ¿A quien se le ocurre tener una botella de una bebida alcoholica, para desayunar? Y tan fuerte que es para dioses, que incluso a Circe la hace embriagar un poco.
    Que brava es Sahar al confrontar a su padre. Y una vez más Circe, de mediadora. Lo que no debe ser fácil.
    Un abrazo.

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  2. No se puede ir contra natura, si el amor surge... no hay demonio que lo separe. Sahar, y su lucha interna, encontrando ese equilibrio que la acerca a Vesper, aceptando y entregando las emociones.

    Te felicito, Ivel. Un diálogo muy logrado, con un vocabulario que nos invita a seguir el hilo de la conversación perfectamente, colocándonos in situ.

    Mil besitos, preciosa.

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  3. Esa frase final es la razón de todo y lo demás está de más. Me quedo con eso en este capítulo.

    Besos dulces.

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