Spin-off

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lunes, 7 de noviembre de 2016

Huellas XXI


-Seré idiota-susurré antes de que se decidiera a hablar, Faye me miró desconcertada-. Tú sí necesitas un objeto mágico para cambiar tu apariencia, allá afuera está Viktor y su gente, si alguno te reconoce....-Faye bajó la mirada-. Es lo que te tiene así, ¿o acaso estoy equivocada?-Hizo un gesto negativo con la cabeza-. Tu padre era reconocido, por ser su hija también lo eres, ¿o tu padre era como el mío? Mantenía a su familia lejos de todo.

-Sí, y además por lo que me reconocería la gente en el exterior es por ser la asesina de mi propia familia.

-Explícate-pedí, no solté su mano en ningún momento porque era mi forma de demostrarle que estaba allí para ella.

-Viktor se aseguró de que todos creyeran que yo había asesinado a mi familia, Sahar.-Las lágrimas corrieron por sus mejillas, ella, sin embargo, tenía una expresión llena de ira-. Yo al principio no sabía que él estaba envuelto en todo ese asunto, desde mi casa como pude llamé a la policía, se ocuparon de todo; los abogados de mi padre me hablaron de Viktor Strauss y que lo único que impedía que él tomara posesión del capital de mi padre, su empresa, todo, era yo. Yo como heredera universal, única sobreviviente de la masacre.-Soltó una amarga carcajada-Imagino que Viktor se pensaba que yo estaba en casa y que por ende, estaría muerta también. Debió cabrearse cuando lo llamaron diciéndole que era la única sobreviviente; el mismo día en que todo pasó y los abogados hablaron conmigo, intentaron matarme. La policía me puso un custodio, el cual murió, sobreviví por poco y salí del hotel donde me hospedaron-narró, besé el dorso de la mano que sujetaba en la mía-. Busqué nuevamente a la policía y allí estaban unos hombres hablando con el detective, llegué a escuchar sobre un pago si no intervenía. "Eran socios, con la chica muerta la empresa de Illian Vesper pasa a sus manos", le escuché decir al detective llegando a esa conclusión tras el chantaje. Tuve que huir, sabía que no podía confiar en él, ya no; en el funeral de mi familia estaban todos, Viktor, Amanda Carlysle y otras personas que me eran desconocidas.-Se quedó pensativa, recordando los detalles de los sucesos que vivió hace cinco meses-. Decidí escapar de todo, busqué amigos que me ayudaran, no sirvió de nada, todos me dieron la espalda y cuando supe la razón me quería morir yo también. En las noticias corría "una nueva información sobre el caso"-dijo, haciendo una voz graciosa probablemente de narrador de noticias-. Esa nueva información me incluía a mí y el por qué había desaparecido.

-Porque, supuestamente, asesinaste a tu familia-susurré.

    Faye asintió.

-Pero olvida el supuestamente, en el exterior soy una asesina. Todos lo dieron por hecho, y aquellos que se decían mis amigos me dieron la espalda, la única persona que creyó en mí, que me ayudó a escapar y me dio ánimos para seguir en pie fue mi ex novio-al decir aquello estudió mi rostro, será que pensó que me enfadaría, pero todo lo contrario. Al menos tuvo a alguien cercano que creyó en ella-. Creó una identidad falsa para mí-continuó-, tinté mi cabello y lo corté un poco, falsificó toda clase de papeles, y terminé en un desierto buscando la muerte porque soy muy cobarde para suicidarme.

     Junté mi frente a la de ella, levanté la cara para besarla allí en la frente y luego volver a juntarla con la mía.

-No digas algo así nunca más, no quiero, me duele-susurré. 

    Había salido de ese modo, no era lo que quería expresar pero la herida seguía abierta.
  Cinco meses, sólo han pasado cinco malditos meses. La verdadera razón que me llevó al desierto no era el buscar morir sola en medio de la nada.

-Sentí que alguien me esperaba-confesé. Nuestros rostros seguían cercanos, no me apetecía romper el contacto, lo necesitaba, a ella la necesitaba-. No me dejé morir por eso, no sabía qué o quién, no me lancé al desierto a propósito, venía siguiéndote, ahora lo sé.-Besé sus labios, fue efímero el roce, y la abracé-. Cuando llegué aquí dije que no tenía un hogar al cual volver, y entonces Circe dijo: Lo tienes....

-....has vuelto a él-dijo ella, finalizando la frase. Miré en sus ojos-. Volviste a mí.
 
-Después de todo sí hizo mención de que nos conocimos siendo unas niñas tú y yo-sonreí-. Eres mi hogar.

-Somos familia.-Entrelazó sus dedos con los míos, mi cuerpo respondía de un modo que me sorprendía, sólo cuando ella estaba cerca-. Haré que el cochero regrese, necesitas ese objeto para cambiar tu apariencia....

-No, no pienso esconderme-dije con firmeza-. Tengo mis manos limpias, ellos no me harán sentirme culpable de algo que no hice, ya no. Ya no harán que esconda mi rostro, si me reconocen, bien, ¡al carajo!  

    Debía tomar fuerzas, y superar lo ocurrido poco a poco. Transformaría el odio en algo más. 

      La forma en que habló me hizo sentir orgullosa de ella.
    Era demasiado para una persona, todo lo que contó me hizo enfadar. Verse abandonada por quiénes se decían sus amigos debió ser confuso para ella como lo era para mí en ese momento. ¿Qué significaba la amistad en el exterior? A nosotros nos enseñaban a cuidar a personas que ni siquiera conocíamos, a sacrificarnos por ellos como lo haríamos por nuestra familia y amigos. Si ellos le conocían de toda la vida, ¿por qué dudaron de su palabra? ¿Por qué creer que Faye sería capaz de hacer daño a su familia?

-Creí que me costaría confiar de nuevo-comentó, recargando su cabeza en mi hombro-. En realidad me cuesta, pero contigo es tan fácil.

    Mis labios rozaron su rubio cabello en un beso fugaz, seguíamos tomadas de la mano.

-Se suponía que eran tus amigos-dije.

-A veces pasa que no terminas de conocer a las personas, Sahar, en los peores momentos es cuando te das cuenta quién vale la pena, a veces pasa que una persona que conoces de hace sólo unos minutos resulta que te conoce más que alguien de toda la vida.

-Es raro-susurré.

-Lo es.

    El viaje hacia la puerta principal de Providencia fue silencioso después de acabar allí la conversación, no preguntó adónde nos dirigíamos ni cuánto duraría el viaje sólo se quedó en mi hombro con nuestras manos enlazadas.
     Poco antes de que el carruaje se detuviera la tomé de la barbilla así como estaba y besé sus labios, le robé una sonrisa.

-Creo que estás influyendo en mí-comentó.

-¿De qué manera? No entiendo.

    Su dedo índice delineó el contorno de mi rostro.

-Estoy debatiéndome entre pedirte permiso para decirte que te quiero o decírtelo directamente. Lo de ser tan propia es cosa tuya-rió. El carruaje se detuvo y frunció el ceño, se alejó para mirar por su lado de la ventana-. ¿Dónde estamos?

    Abrí la puerta y salí, le extendí la mano para ayudarla. Sus ojos se abrieron de par en par, su boca formó un silencioso "Oh"; mi padre hablaba con los guardias que custodiaban las dos grandes puertas doradas, Drako se acercó a nosotras.

-¿Y esto?-me preguntó Faye. 

-Por aquí entraste-respondí-, los guardias que te encontraron te trajeron a nosotros por estas puertas.-Y perdiéndome en sus ojos, añadí-: Por estas puertas llegaste a mí. 

     Sus ojos se clavaron en los míos, sólo una mirada llenaba mi vida de una repentina ola de felicidad, sus labios dibujaron una sonrisa.
-Benata estu la Nokto Gard-dijo Drako, Faye lo miró de soslayo-. ¿Qué?

-Bendita sea la Guardia Nocturna-le traduje.

-Gracias.

    Drako llevó nuestro equipaje cuando las puertas se abrieron y salimos.
    Faye miró alrededor, la entrada a Providencia estaba escondida entre montañas, caminamos hacia los escalones de piedra y ella estaba que no se creía lo que veían sus ojos.

-Por fuera se ve como las ruinas de un templo, creí que saldríamos directo a algún lugar de Norteamerica-comentó.

-Luego te explico cómo funciona-le dije. Vi a mi padre detenerse delante de nosotras.

-Drako llevará a Faye, tú y yo debemos hablar.-Faye miró con desconfianza a mi padre-. No te preocupes, señorita Vesper, te la devolveré en unos minutos.

-Creí que yo me encargaría de llevarla, padre-hablé, viéndola marchar-. Es mi novulo, una novicia, mi novicia. 

-Su entrenamiento estará a cargo de Drako y Declan, quedamos en que no intervendrías, y hoy empieza. Le enseñará lo que es orbitar, le enseñará cómo viajamos y lo peligroso que es para ella si abusa de tal habilidad.

-En resumen inoculará el miedo en Faye.

    Padre se sentó en uno de los escalones, me invitó a su vera. Buscó algo en el bolsillo interior de su saco, al hallar lo que buscaba me lo extendió. Era un relicario de plata, tenía forma cuadrada y un dragón en relieve en la parte de enfrente; lo abrí y reconocí el rostro de mi madre biológica, sonreía.

-No puedo aceptarlo-dije, cerrando el camafeo y devolviéndoselo-. Vadhir es quien debe poseerlo no yo, no alguien a quien nunca le llamó la atención saber qué fue de ella; él sí la amaba.

-Que no supieras amar no significa que no la amaras, naciste sin emociones, eso no te hace....

-Dije que no puedo aceptarlo, no lo quiero, respeta mi decisión. No siento nada por ti y no siento nada por esa mujer, les soy indiferente-dije, mi propia voz sonó tranquila, sin un atisbo de odio o dureza porque era cierto. En ese instante no tenía ningún tipo de sentimiento.

   Caín asintió, pero volvió a coger mi mano y depositó el bonito objeto en ella.

-Aún así Halia querría que lo tuvieras.

-No es cierto, ni siquiera me conoció, tú le arrebataste la oportunidad de hacerlo.-Impasible, así soné. Observé el objeto en mi mano-. No me interesa si te hace sentir mejor o no, si es una forma para disminuir tu culpa, pero me lo quedaré sólo si me dejas hacer algo cuando volvamos aquí.

-¿Y qué es lo quieres?

-Ver a mi hermano, déjame ver a mi hermano y aceptaré tu regalo.

    Padre miró al frente, terminó asintiendo.

-Algo me dice que si me niego igual lo harás, lo tienes decidido-comentó, enarcando una ceja.

-Lo tengo decidido, sí, pero no quería ofender el poco respeto que aún le guardo a mi mentiroso padre. Imagino que lo llevas en los genes después de todo-dije, haciendo referencia a Luzbel. Caín rió.



     




     Abrí los ojos desconcertada y mareada a consecuencia del extraño viaje que acababa de hacer, busqué con la mirada algo o alguien que me resultara familiar. Vi a Drako sentado con las piernas cruzadas en un sillón, y con una sonrisa burlona en la boca; estábamos en medio de una costosamente decorada sala de estancia, me senté en el suelo y él se levantó dirigiéndose a encender la luz.
     Sentí la boca seca con un repentino sabor metálico.
     Lo último que recuerdo es a Drako explicándome la forma en que viajaban algunos miembros del clan, aquellos que elegían entrenarse para ese tipo de viaje ya que era peligroso para los humanos si lo usaban con mucha frecuencia, y los miembros del clan eran todos humanos. 
  Orbitar, comprende una despartición del cuerpo en partículas y el proceso era sumamente doloroso. La cabeza me daba vueltas, el sabor metálico en mi boca era sangre.

-¿Te gustó?-preguntó Drako, regresando a su asiento.

-Y una mierda-escupí-. ¿Cuánto tiempo llevo en el suelo?


-Veinte minutos, te lo aplaudo porque muchos tardan días en despertar tras su primer viaje-dijo, su tono burlón me enervó.

-El día que sea una experta pateando culos, el tuyo se convertirá en mi objetivo favorito por el resto de tu puta, patética e inmortal vida.

-¿Qué haces en el suelo?-oí a Sahar preguntar, su padre apareció caminando detrás de ella. Se agachó a mi lado-. ¿Estás bien?-inquirió, preocupada.

-Sí-fulminé con la mirada a Drako. Sahar me ayudó a levantarme, el hombre siguió a Su Señoría Caín por un pasillo fuera de la sala-. ¿A ti te dolió la primera vez que viajaste así?

-No-respondió Sahar-. Pero padre contó que a Drako sí, y se desmayó.

-Ese bastardo.

     Me senté en un sofá blanco que era parte de la decoración, y empecé a estudiar la sala. El piso era de mármol negro, de las paredes colgaban algunas obras de arte entre ellas los símbolos celtas que vi antes en el estudio que Caín tiene en su palacio de Providencia.

-¿Tu padre siente fascinación por la cultura Celta?-Sahar miraba por el ventanal de cristal las luces del exterior, abrió el ventanal y salió al balcón sin responder, me levanté y me reuní con ella. 

-Mi padre fundó muchas culturas de las cuales resultaron otras, la Celta es su favorita-respondió, mirando los edificios, y el cielo-. No se ven las estrellas, no me gusta este lugar-comentó, frunciendo el ceño-. ¿Qué tienen los Eksteruloj con el exceso de luz eléctrica?-Ladeó la cabeza, a veces era tan de su edad que no se daba cuenta-. He viajado a muchos países, prefiero mi hogar.

    Volvió a mirar el cielo, tamborileó con los dedos en la baranda, sentí curiosidad por saber qué querría su padre de ella para quedarse del otro lado del mundo todo el rato que estuve inconsciente.

-¿Por qué preguntaste si mi padre sentía fascinación por la cultura Celta?-preguntó, girándose para mirarme-. Es como si ya hubieses visto otras veces los cuadros que adornan la sala, y que recuerde, en palacio todo es más al gusto de Circe.

    Creí que no había prestado atención a mi marcado y verdadero interés por saber la respuesta a eso.

-Yo como que....-dudé al responder, busqué las palabras correctas para no tener que soltar lo que pasó esa noche con lo que descubrí sobre Amanda Carlysle-....entré sin querer al estudio de tu padre la noche en que huí del mastodonte. Fue mi escondite.

-Que no se entere Caín-dijo, restándole importancia-. Drako debió llevar nuestro equipaje a los dormitorios, ¿quieres ver el resto del apartamento? Porque yo sí, no he estado nunca aqu...-se interrumpió al ver a Drako recibir a alguien-. Espera, regreso enseguida.

    Entró y cerró el ventanal.







-¿Qué hace este Blood Drynka aquí?-le pregunté a Drako, mirando de reojo al hombre de pelo castaño que me devolvía una mirada lasciva-. No me faltes al respeto, soy la hija de tu creador.

-Tristán, por favor guarda tus lujuriosos pensamientos sobre mi hija, para ti-intervino mi padre-. Esto no te compete, Sahar. Pasa por aquí, emisario.

       El Blood Drynka volvió su rostro hacia el balcón antes de seguir a mi padre, me guiñó un ojo y se marchó. Me contuve para no atacarlo por su falta de decoro.
    Miré a Faye quien estaba viendo el paisaje nocturno de la metrópolis. Drako se había quedado.

-¿Dónde en este lugar están las habitaciones?-le pregunté.

-Sigue ese pasillo y luego dobla a la derecha. Hay dos habitaciones una al lado de la otra por si deciden dormir separadas.

    Se marchó siguiendo los pasos de Caín y el emisario. Regresé con Faye    

-¿Qué pasó?-preguntó en cuanto salí.

-Acaba de llegar un Blood Drynka, un emisario de alguien. No sé qué se trae mi padre, ¿nos vamos a la habitación?

     Asintió con una sonrisa pícara en la boca y, siguiendo las indicaciones de Drako, nos perdimos por el pasillo hacia los dormitorios.
     Me ponía nerviosa la presencia de un extraño, pero era porque Faye estaba allí y sabía lo hostiles que podían llegar a ser algunos bebedores de sangre; ese en particular no me gustaba. Le pedí a Faye que me esperara en el dormitorio, hasta no asegurarme que aquél hombre estuviera lejos no me iba a estar quieta. Ya había puesto sus ojos en ella, era peligroso.
    Abrí las puertas de la oficina de mi padre, parecía tenso por algo que el emisario le había dicho.

-Padre, disculpe la intromisión-dije. Tristán se volvió, Drako enarcó las cejas aunque no se le veía realmente sorprendido.

     El invitado sonrió.
-¿Qué quieres, cariño?-preguntó mi padre.

-Conocer las razones de este hombre para venir a tan altas horas de la noche a verte, ¿cómo sabía que te encontraría aquí?-Caín evadió mi mirada-. Por esto quisiste volver hoy-concluí.

-Sahar, Circe me pidió que te mantuviera alejada de los problemas y misiones por esta vez, me reservo el derecho.....

-Ya te reservaste muchos derechos por hoy-repliqué, recordándole el resto de nuestra conversación antes de pisar el apartamento-. No me trates como a tu hija en este momento, tomo mi lugar como Euzma, quiero saber qué demonios está pasando para que tengas que reunirte con un emisario de un clan que desconozco.

    El Blood Drynka miró a mi padre.

-Con todo respeto, mi Señor, tiene una hija preciosa pero de temer-dejó caer el comentario con un acento similar al de Faye-. Tristán Bogdánov de la Casa de Velkam Alyosha, en San Petersburgo. Un placer conocerla, Euzma Sahar.

    Hizo una caravana, esperé la explicación.

-Estamos investigando la desaparición de algunos Blood Drynka en Europa, Sahar-dijo mi padre, sirviendo un vaso de vodka en honor a su invitado a quien se lo entregó, luego se sirvió uno él-. Empezó hace unos años pero no hemos dado con los culpables, los de un clan culpan a los de otro, he logrado mantener a raya lo que podría sobrevenir en una guerra entre clanes. 

-Velkam insiste en que los humanos tienen qué ver, Caín-dijo Tristán.

    Drako me alcanzó unas carpetas, las revisé sobre el escritorio. Fotografías de cuerpos desmembrados, mapas con distintos puntos marcando ciudades.

-La Élite humana sabe que existen los vampiros, están desesperados por inmortalidad, por más poder que el ser al que se deben no puede darles, si fuera ellos buscaría la forma de desligarme de ese ser, piénsenlo.-Las desapariciones empezaron en Inglaterra según lo que mostraba el mapa, leí algunas notas, y seguí hablando-. ¿Y si para sacarte de tu escondite también buscan la forma de enfrentar a los clanes que son parte de ti?-dije, cerrando las carpetas-. Experimentos con vampiros y humanos, son expertos jugando a ser dioses, ¿han buscado en los laboratorios? 

-En todas partes-respondió Drako.

-Pues busquen mejor, porque una guerra entre clanes arropará a los humanos inocentes que tanto hemos protegido, ellos serán quiénes paguen las consecuencias como siempre ha pasado. Y usted no quiere que ocurra algo así, padre-dije, caminando hacia la salida.

    Los dejé con sus asuntos, si mi padre recurría a mí para liderar algún equipo de búsqueda seguiría sus órdenes, mientras eso no sucediera no intervendría porque no me interesaba ser partícipe por voluntad propia.
   Volví a la habitación, cerré la puerta con cuidado para no hacer ruido porque Faye se había quedado dormida, llegué en el preciso momento en el que las pesadillas estaban en su apogeo, me senté a su lado y despertó al sentir el movimiento en la cama. Me abrazó muy fuerte, le susurré que ya había pasado, que yo estaba allí, que no soñaba; la percibí realmente asustada, ¿tanto miedo le tenía a esa tal Amanda Carlysle?
    Secó sus lágrimas, besé su mejilla y busqué en su mirada vestigios del brillo que suelo ver cuando me mira, debe pasarme lo mismo cuando la miro.

-¿Estás mejor?-pregunté, ella asintió-. Me alegra, orbitar te dejó agotada.

-Es muy fuerte viajar así-sonrió, su rostro se ensombreció de repente-. ¿Se fue el Blood Drynka?

-No, sigue en la oficina de mi padre, han habido reportes de desapariciones en los clanes y él vino en representación de uno de los afectados. Ya sabes, buscar la ayuda de papito.-Faye rió por lo bajo-. No quise ser graciosa-susurré, bajando la mirada.

    Faye cogió mi rostro entre sus manos, hizo que la mirara.

-Sonaste graciosa, y me gustó, como verte buscar estrellas en un lugar donde parece que se les tiene prohibido salir.-Sus labios rozaron la comisura de los míos-. Buscaré un sitio donde puedas verlas mientras estemos aquí.

-No hará falta si tu sonrisa y el brillo en tus ojos jamás desaparece.

     Acaricié su pierna derecha, su suave piel se erizó a mi tacto, atraje su rostro al mío cogiéndola de la nuca y subí por el interior de su muslo con lentitud, tomándome mi tiempo. Su respiración empezaba a aumentar, me miraba a los ojos y pude ver sus pupilas dilatándose; llegué adonde quería, rocé su sexo a través de la tela de sus braguitas, gimió y juntó su frente con la mía sin cerrar los ojos. 
   Sus dedos tocaban despacio, rozaban arriba y abajo presionando por momentos, abrí la boca liberando el aliento contenido, ella tomó mi labio inferior entre los suyos y sentí sus dedos directamente en mi piel, ya no había tela de por medio que los separara de mi coño, el calor que desprendía su cuerpo me dejó en jaque a pesar de que sólo nuestras bocas devorándose ansiosas, y sus dedos explorando, invadiendome, eran todo el contacto que teníamos. 
    Jadeé en su boca al sentir un segundo dedo entrar en mí, no los movió, miró mi boca y su dedo pulgar empezó a dibujar círculos en mi clítoris.

-Quítate la ropa, Sahar-supliqué, llevando mis manos a su blusa y en ese segundo inició un mete y saca de sus dedos en mí, quise tumbarme pero me lo impidió sujetándome de la nuca y manteniendo mi rostro allí, cerca del suyo, donde me quería, con sus ojos en los míos siendo su mirada una mezcla de lujuria y adoración, lujuria y amor, tenían un color dorado tentando al rojo de peligro, de hambre. Allí donde me quería, sintiendo mis jadeos en su boca.

    ¿Por qué me perdía? Sahar me dejaba perdida, y ansiaba saber si yo tenía el mismo efecto en ella, si mi sola presencia la obligaba a contenerse para no besarme y encamarme porque yo moría de ganas cada vez que la tenía en la misma habitación, solas o acompañadas. 
   Había complicidad en su media sonrisa que apareció cuando percibió que estaba por correrme, sonreí entre jadeos y me la robé, secuestré su sonrisa con mi boca en un beso, liberándome en un intenso orgasmo, sintiendo sus dientes mordisquear mi cuello y volver a mis labios, manteniendo sus dedos dentro de mí. 

-¿Cabe la posibi....lidad....-musité, mi respiración era irregular-....de que me...desmaye en cual...quier momento?

    Ella sacó sus dedos, besándome un poco más.

-No lo sé-rió-. Tengo miedo de que sí.

-A mí no me importa después de lo que me has hecho-confesé, pasando mi dedo pulgar por sus labios-. Otra vez, Sahar-le pedí.

-Te daré todo lo que me pidas, Vesper-susurró, llevando los dedos que tuvo dentro de mí a su boca, la visión me puso cachonda y en cuanto terminó de chuparlos la besé, probándome en sus labios, en su lengua. Me separé maldiciendo cuando llamaron a la puerta-. ¿Qué quieres, Drako?-preguntó Sahar, toda cabreada.

-Dejar de follar, tu padre quiere verte-dijo el hombre del otro lado de la puerta.

-Deberías saber ya que no pararé ni siquiera por él.

    No voy a negar que me enfadó que dijera eso, Drako conocía su parte sexual más a fondo, yo sólo había tenido la superficie.

-Ha de ser importante, deberías ir-le aconsejé. Estudió mi rostro, algo debió pillar.

-Entiende una cosa-dijo, su mano en mi mentón y sus ojos mirando de forma directa los míos-, él no significa ni significó nada para mí. Sólo fue una forma de calmar mi necesidad, después de que terminábamos yo no recordaba nada, como si no fuera dueña de mis actos; Vesper yo a ti te recuerdo, cada cosa que hicimos, cada rincón de tu cuerpo, de tu piel, tus besos, todo. Yo te recuerdo. Eres más que algo carnal, todo es más intenso contigo, hasta la más absurda charla, o el más sórdido silencio que se transforma en la conversación más profunda y romántica que el mundo jamás habrá escuchado o escuchará. Eres más, Vesper. Yo te recuerdo.

     Drako abrió la puerta antes de que pudiera rodearla con mis brazos.
      Sahar lo fulminó con la mirada, se levantó.

-Acompáñame-me dijo.

-A tu padre no le agradará esa idea-dijo Drako.

-Vesper es parte de esto, no hay secretos para ella.

    Me dolió porque yo sí que le había ocultado algo importante. Seré idiota.
     Los seguí a ambos hasta el estudio de Caín. Drako nos dejó entrar a Sahar y a mí las primeras; el Blood Drynka invitado me escaneó con la mirada, pasó su mano por su rizado pelo castaño, si juzgara a las personas por su rostro diría que éste era un sádico de primera categoría, tenía una forma descarada de mirar, me sentí sucia nada más verlo sonreír de la forma en que lo hacía.
     
-Hermosas mujeres tiene a su alrededor, Euzma Caín-comentó con un familiar acento ruso-. Tristán Bogdánov, para servirle, señorita.

    Me tendió la mano, miré a Sahar quien se hallaba impasible. Estreché la mano del hombre y él besó el dorso, sus ojos cambiaron momentáneamente de color a un rojo intenso.

-Bud'te ostorozhny, g-n Bogdánov-le oí decir a Sahar con su suave y profunda voz, pidiéndole al vampiro tener cuidado. Pese a lo suave de su tono, no dejó de ser una advertencia con tintes de amenaza.

-Vash drug imeyet izyskannyy aromat, miss Cassul-respondió el emisario, adulando mi aroma. 

-Intuyo que la señorita Vesper conoce la razón por la que Tristán está aquí-intervino Caín. 

   Estoy segura de que también intuyó que aquél último comentario de Bogdánov no le agradaría nada a su hija, y no eran celos lo que mostraba Sahar, estaba siendo protectora más bien, el emisario debía darle mala espina.

-Sí, lo sabe, ahora ¿para qué envió por mí?

-Tengo que viajar a Japón en unos días, por cuestiones mundanas, el conglomerado tiene sociedad con empresarios japoneses y debo ir en persona.-Lo meditó unos segundos antes de continuar-. Tu madre me dijo que no te diera ninguna misión estando aquí, y que pasara más tiempo contigo, pero esto es urgente, y sería de gran ayuda si mientras estoy fuera ayudaras en las investigaciones para detener a quienes están hiriendo mi flanco izquierdo. Puedes actuar según lo creas conveniente.

    Sahar me observó, sentí como si buscara mi aprobación. Y asentí.

-Acepto dicha responsabilidad, padre-dijo.  

     Caín estaba satisfecho con la respuesta de su hija, fue Drako quien no se mostró muy convencido.

      

 

    

         
 <<Huellas XX

3 comentarios:

  1. Que historia tan increible que no estás contando. Toda esa historia de amor y esas conspiraciones sobrenaturales.
    Y la sobreviviente de una familia, acusada de un delito que no cometió.
    Fascinante,

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  2. Si Faye despierta siempre así no me gustaría verla despertar :D Aunque es bonito ver como en un ambiente caótico el amor tiene su sitio.

    Besos dulces Señorita Escritora.

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  3. Más felicitaciones, Ivel. Adorable tu manera de plasmar los sentimientos de una misma persona. Lo haces genial.
    Como cambia su actitud según quien interviene.

    Mil besitos, preciosa.

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