Spin-off

Spin-off

miércoles, 31 de agosto de 2016

11:11




Con la frialdad a la que estoy acostumbrada
Callo y observo
Dejo a mis demonios salir
 Acepto el diluvio que crece en mi interior
Acepto la culpa
Acepto el dolor 
... los hago maleables
Transformándolos en una media sonrisa 
Acepto el desequilibrio de días 
Caminando al borde del balcón
a las 11:11
Cuerda floja personal
No queda nada a lo que sujetarme
Salvo letras
Una por una,
a las 11:11, fueron marcando rumbo en el papel
Me ahogaba
Página escrita, página rota
Conjunto de frases
Sin sentidos de cada poema escrito
Me ahogaba...
A las 11:11
Mi concentración se fue a dar un paseo
Excesos y frustración
Vacío fulminante
Me sentía una mala persona
Escupiendo lo que sentía 
En tinta sangre
Me sentía una mala persona
Y en el mundo donde no doy cabida a nadie 
Remendé heridas auto infringidas
Desterré al apego, 
y al orgullo
Pedí perdón
Y me perdoné
Lloré arropada por la noche
Caminante nocturna dejando huellas en la arena
  Cuenta atrás para tomar impulso
A las 11, cruzando el umbral de mi Infierno personal
A las 10, cenando y charlando con mis demonios
A las 9, sumergida en un Océano
A las 8, rozando el Infinito
A las 7, vuelve la culpa
A las 6, felicidad insana
A las 5, lágrimas e ira por igual
A las 4, se detiene la montaña rusa
A las 3, respiro una nueva paz
A las 2, bordando las palabras
A la 1, extiendo mis alas y libero mi propia Luz...

martes, 23 de agosto de 2016

Huellas V






    Me daba igual el pedido de Circe, en ese instante en que estuve a punto de ejecutar al intruso recordé que ella estaba allí, y no pude hacerlo. Delante de Faye no lograba ser la misma, me evadía; y la miré buscando aprobación o reprobación en su rostro, sólo encontré confusión y angustia. Me calmé ante su mirada, bajé la espada por ella, sólo por ella no derramaría sangre.
   Faye entendió mi respuesta, bajó la mirada, me acerqué más ella. La tomé de la barbilla y con suavidad hice que levantara la cara.

-Perdón si te incomodé-dije, ella negó con la cabeza.

   No pude evitar bajar la mirada hacia sus labios, inmediatamente corté el contacto de mi mano en su mentón. Hizo una mueca de dolor, y pensé en la herida.

-Deberías descansar, ha sido mucho movimiento por hoy.

-Estoy bien, Sahar.

-No me lo parece, debería hablar con mi madre y decirle que te sane por entero. Que borre la cicatriz y....

-No.-La ayudé a sentarse al borde de la cama, me senté a su lado-. Quiero que sane sola, tú ya me ayudaste suficiente. 

-¿Es eso? ¿El querer que sane sola? ¿O sientes que mereces ese dolor?-inquirí, Faye bajó la cara. Pronto volvió a encontrarse con mi mirada, se mostró muy seria y pensé que se había enfadado-. Lo siento.

-Tienes razón, siento que lo merezco-susurró-. No es suficiente con las heridas que llevo en el alma, me siento culpable y creo que nunca voy a dejar de sentirme de ese modo, siento que pude haber evitado sus muertes. Necesito este dolor, Sahar.

    Percibí agonía en su voz, me dolió como cuando la vi la primera vez, como cuando sentí que la perdía tras sacarla de prisión y sanar su herida. Era algo nuevo para mí sentir empatía por alguien.

-¿De qué manera lo habrías evitado, Faye?-pregunté, ella negó con la cabeza-. No habrías podido, debes aceptar eso. Te habrían matado también, ya te lo dije; si quieres sentir ese dolor en tu cuerpo y cargarlo como una cruz tanto como los recuerdos de aquél día, es tu decisión. Pero que sea porque quieres sentirte viva, no por culpa, no por castigarte a ti misma. Estoy segura de que a tu familia no le sentaría bien que su hermosa niña que sobrevivió a un desierto, y a una grave herida por espada, sienta culpa por algo que nada tuvo qué ver con ella.

    Miré su boca y luego volví a su azul mirada, sonreí haciéndola sonreír un poco también.
-Gracias por...

   Levanté la mano para detener ese agradecimiento.

-Intenta descansar, mañana hablaremos de lo que quieras y podrás agradecer, lo que sea que ibas agradecer, de la manera que quieras.-Enarcó las cejas con la sonrisa aún en los labios, amé el gesto. ¿Acababa de pensar en "amar" algo de ella? Me puse de pie, si me quedaba un poco más le tendría que dar la razón a Declan también con respecto a lo que ella había empezado a despertar en mí.

-¿No te quedas?-preguntó, levantándose.

-Mientras mi padre esté fuera soy la encargada de mantener el orden en Providencia, se hace lo que yo diga.

-¿Qué hay de tu madre?

-Ella aconseja, no le gusta llevar las riendas de un reino que por derecho me pertenece y que debo empezar a liderar bla bla bla, ese es su discurso.-Faye rió, me gustó que lo hiciera, me gustó que estuviera tranquila-. Me ha enseñado muchas cosas y una de ellas es cumplir mi deber como hija de mi padre, e hija de este reino.

   Me dirigí hacia la puerta.

-¿Volverás esta noche cuando termines de hacer tus cosas?

-No prometo nada-dije, abriendo-. Buenas noches, Forastera.

-Buenas noches, Princesa Hassassin.

    Antes de dirigirme al estudio de mi padre le ordené a Khal, mi segundo, que se instalara a las puertas de mi habitación para que la cuidara. 
    Después de que Faye se fuera de la estancia Declan empezó a decir que debía sacarla de Providencia antes del regreso de mi padre, era necesario, si quería su bienestar. Faye no estaba a salvo aquí, pero qué cambio habría si la enviaba al exterior, allá corría el mismo peligro. La diferencia era que aquí tenía quien la protegiera, en el exterior estaría sola.
    Y entonces salió con el asunto de mis sentimientos por ella, Circe lo reprendió diciéndole que la estadía de Faye no le hacía daño a nadie, que a ambas nos vendría bien la compañía que nos hacíamos. 
    Yo no quería tener sentimientos por ella, pero allí estaban y Circe me pidió que no renunciara a ellos, que sabía que era algo nuevo para mí y eso era bueno. Faye me haría bien, y yo a ella.

-¿Tomando decisiones a la luz de la luna?

-No quiero volver a tocar el mismo tema, Declan-dije sin darme la vuelta para mirarlo. Había oído la puerta cerrarse pero prefería quedarme en el balcón, lo sentí acercarse hasta pararse a mi lado-. Espero hayas reforzado la guardia nocturna en el exterior.

-Tal y como lo pediste, prometida mía.-Seguí observando los terrenos que se extendían más allá de palacio-. Disculpa mi insistencia, me preocupo por ti, Sahar.

-No tienes por qué, sé defenderme y cuando llegue el momento sabré defenderla-respondí sin mirarlo.

     Oí el tamborileo de sus dedos sobre la baranda.

-Si sigues con eso te cortaré los dedos, y sabes que no bromeo.

   Declan paró y se recargó en la baranda. 
   La noche estaba fría, la luna brillaba hermosa en el cielo, y dentro de mí sentía que Dec tenía razón. Que debía dejar ir a Faye, por su bien.




martes, 16 de agosto de 2016

Huellas IV





   Verla en su elemento, interactuando con las personas que habían
asistido a la celebración, fue entretenido. Ella apenas y si mostraba una media sonrisa, yo lograba vislumbrar esa muralla que levantaba cuando se sentía incómoda o desprotegida, esa muralla de la mañana anterior cuando desayunamos con su madre. Entendí entonces que Sahar no estaba acostumbrada a estas cosas, me resultó sencillo notar ese detalle por la forma tan fría con la que se manejaba en ese ambiente.
   Se veía muy guapa, y quien se acercaba a ella  lo hacía con respeto y reverencia, incluso cariño.
   No me moví de sitio, sabía que ella intentaba venir a mi encuentro pero siempre tenía que saludar a alguien que la abordaba. La gente era como una especie de barrera entre nosotras, y cuando quise ser yo la que intentaba acercarse a ella sentí una mano cogiéndome de la muñeca. Me giré para encontrarme con un joven moreno, atractivo y de ojos oscuros.

-Está ocupada-me dijo, soltándome. Volví a mirar a Sahar, su madre la acompañaba-. Debe tener cuidado con su forma de mirarla, disimule o todos se darán cuenta de lo que pasa aquí.

-No está pasando nada, creo que ha malinterpretado todo-repliqué, mirándolo de frente-. Y a todas estas ¿tú quién coño eres?

-Declan-sonrió amablemente.

    Volví la mirada hacia Sahar quien se había dado cuenta de que su prometido estaba conmigo, no nos quitaba la vista de encima mientras charlaba con su madre y otra mujer. 

-Es una chica excelente-dijo el muchacho, debía tener más o menos mi edad-. No me gustaría que se ganara una reprimenda de su padre o que por primera vez se encariñara con alguien en serio y terminara hecha trizas.

-¿Por qué me dices todo esto? 

-Por tu bien, y por el de ella.-Sentí sinceridad en sus palabras, aunque su preocupación fuese más por Sahar que por mí-. A Cassul no le agradará verte con vida, enterarse de que su hija te sacó de prisión y que encima te ha estado cuidando como si fueses su nueva mascota sólo empeorará la situación. Si le sumas a eso la forma tan devota con la que la observas y con la que te observa ella, sólo es añadir más leña al fuego; sé cómo piensa mi Señor, mi compromiso con Sahar nada tiene que ver con amor porque eso volvería vulnerable a Sahar, y llegas tú y revolucionas todo. La revolucionas a ella.

     Sentí cómo se formaba un nudo en mi estomágo, entendí muy bien lo que él quería decir. Pero hablar de amor entre Sahar y yo, es una locura, joder tal vez no me esté dando cuenta de algo.

-Buenas noches.

    Su voz.
   Cuando vine a darme cuenta ella ya no estaba con su madre, sino de pie a mi lado.

-¿Te ha molestado mucho este personaje, Vesper?-me preguntó, mirando a su prometido. Oírla decir sólo mi apellido me puso un poco nerviosa, no sé si fue su voz o su modo tan posesivo de pronunciarlo, lo cual comienzo a creer que es efecto de sí, su voz.

-Todo está bien, yo no he hecho nada, sólo hablaba con nuestra nueva amiga-sonrió Declan. Depositó un beso en la frente de Sahar y se perdió.

    Sahar lo siguió con la mirada y de un momento a otro la posó en mí.

-¿No te hizo sentir incómoda? Porque si así ha sido....

-No, tranquila. Todo está bien, es una bonita fiesta, por cierto.

-Circe podría ganarse la vida haciendo esto.

-Organizadora de Eventos-dije, una media sonrisa se dibujó en sus labios.

-Como Organizadora de Eventos, sí.

    Caminamos por los alrededores, me dijo que pronto vería lo que había querido mostrarme. De repente la música se detuvo...

-Presta atención-me susurró al oído, la miré y me guiñó un ojo.

    El fuego de las antorchas se volvió azul y se elevaron de su lugar a una velocidad impresionante, de repente empezaron a estallar en el cielo como si de fuegos artificiales se trataran y formaron figuras de animales que volvían a bajar y se paseaban por entre la gente. Un halcón me sobrevoló, no pude evitar reír cuando intentó jugar conmigo y luego siguió su vuelo.

-¿Cómo es posible?-pregunté, fascinada.

-¿Qué no es posible? Todo lo es, Vesper.

   La miré, estaba atenta observando el espectáculo. Su expresión inmutable, serena, y ante mis ojos todo pasó muy rápido. Un hombre se abalanzó sobre ella con un cuchillo en la mano al tiempo que alguien se interponía llevándose una herida en la yugular.
    Sahar me tomó de la muñeca y me situó a su espalda cuando los soldados se le echaron encima al agresor para sujetarlo, el silencio se hizo en el segundo que ella cogió una espada del cinto de uno de los soldados. Circe saltó al frente acercándose, supuse que para evitar que su hija hiciera lo que yo me temía.
   El agresor gritaba como poseído pidiendo muerte para la ¿Espada de Caín? 
   Vi el cuerpo de la persona que se había interpuesto entre ese hombre y nosotras, muriendo en el proceso. Pero si era un joven de piel morena, me dio pesar cuando oí un grito desgarrador y una mujer se acercó en medio del llanto.

-Sahar espera-pidió Circe, poniendo una mano en el brazo derecho de su hija. La chica tenía la espada levantada en una posición en la que se denotaba no sólo poderío sino clara intención de ejecutar al atacante, a quien a esas alturas habían amordazado mientras aquella mujer lloraba sobre el cuerpo del muchacho muerto-. Aquí no, envíalo a prisión, tenemos que hablar. Es necesario que hablemos, por favor, Sahar, en calma, por favor-suplicaba Circe.

   Sahar se volvió un poco y me miró, el color de sus ojos iba volviendo a su color natural rápido pero no tanto como para evitar que me diera cuenta que habían estado rojos minutos antes. Mirándome bajó la espada, luego se la entregó a uno de sus hombres.

-Encárguense de que nuestros invitados regresen a sus hogares en calma y a salvo-ordenó a los soldados-. Y lleven a éste a una celda, discutiremos qué haremos con él.

    La vi encaminarse hacia palacio, Circe me hizo señas de que las siguiera a ella y a su hija, vi que detrás venía Declan. Sahar abrió las puertas de palacio, furiosa.

-¡¿Cómo es posible que nos hagan esto?!-exclamó mientras entraba-. ¡Les hemos dado todo! ¡No les hemos negado nada! ¡¿Y así nos pagan?!

-Sahar, intenta serenarte, cariño.

-¿Cómo quieres que me serene? ¡¿Cómo puedes pedirme semejante cosa si iba para mí, Circe?! Era a mí a quien iban a lastimar, de todas las verdades que mi padre les ha dicho a esa gente se guardó una de las más importantes a sabiendas que ellos son capaces de dar su vida por mí. ¡Esa familia acaba de perder a un hijo, merecen justicia! ¡Me detuviste cuando iba a dárselas!

-No digas que son las ganas de tomar la justicia por tu cuenta las que hablan, Sahar, es tu sed de sangre. Y tienes que serenarte antes de que cometas una locura.

   Sahar estaba fuera de sí, su cabreo me dejó anonadada, no era ni la sombra de la chica calmada que habló conmigo poco antes de que todo se alborotara.

-Ese hombre no estaba siendo él mismo, sus acciones nada tenían qué ver con....-decía Circe, noté que Declan me miraba, intuí que no le parecía bien que yo estuviese allí-....así que sí te diste cuenta que algo estaba mal con el pobre hombre y aún así pensabas quitarle la vida.

    Me distraje con la mala leche de Declan y no escuché qué había dicho Sahar para que la actitud de Circe cambiara a una más severa.

-Él quitó una vida-dijo Sahar, serena.

-Merece un juicio justo, Sahar, déjame averiguar qué le hicieron e intentar sacarle toda la información posible para dar con quién lo ayudó a entrar a Providencia, porque es evidente que no es de aquí.

-Has lo que te plazca, Circe.

-Ella no debería estar aquí-intervino Declan, no tuve que verlo para saber que se refería a mí.

-Es la estancia y como ese loco pueden haber más, no quiero que esté sola-replicó Sahar.

-Yo creo que él tiene razón, Sahar, te esperaré en tu habitación.

   Sahar asintió sin protestar, después dirigió una mirada a Declan. Ella sabía a qué se refería él con ese: "Ella no debería estar aquí", no hablaba de la estancia, sino de Providencia en general. 
    Subí a su dormitorio, fui directo al balcón. 
  Los invitados abandonaban las inmediaciones de palacio en orden, me parecía una buena acción por parte de Sahar el haber enviado soldados a escoltar a la gente. Pero ese arranque suyo, Circe mencionó algo llamado "sed de sangre", que no eran sus ansias de justicia sino su sed de sangre la que hablaba. Sahar quería matar, y lo habría hecho de no ser porque Circe la hizo entrar en razón, y por un momento creí que me pedía permiso, ese instante antes de bajar la espada, ese instante en que me miró.
   La vi avanzar por la explanada seguida de cerca por su madre y su prometido, iba en dirección a la mujer que había perdido a su hijo por culpa del psicópata que arruinó la celebración. La mujer no estaba sola, imaginé que las personas que la acompañaban eran familiares; ella lloraba desconsolada con el cuerpo de su hijo abrazado a sí misma, en el suelo.
    Tras unos minutos allí, minutos en los que Circe le susurraba alguna cosa al oído, y luego ella asentía y hablaba con la mujer y los familiares. Regresó sobre sus pasos sola.
    No transcurrió mucho tiempo entre su camino de regreso a palacio y el sonido de la puerta cerrándose, volví adentro.
   Sahar se detuvo ante mí, su oscura mirada permaneció gélida, ella se veía muy serena para la chica que perdió los estribos media hora atrás.
-Perdón-dijo al fin.

-No hay nada que yo deba perdonarte, así que no entiendo a qué se debe....

-Pudiste ser tú-me interrumpió-. Él pudo haberte atacado a ti, encima está la grosería que te hizo Declan, su comportamiento fue inapropiado.

    Caminó hacia el sofá que se encontraba en la antesala de su habitación, tomó asiento.

-Yo creo que tiene razón-dije, agachándome ante ella.

    Enarcó una ceja, sus labios dibujaron una sonrisa.

-Dos veces en una noche-dijo, su mano en mi mejilla-, si Declan se entera de que le diste la razón de nuevo no habrá quien aguante su arrogancia.-Toqué su mano en mi mejilla apretándola suavemente-. Ya habías decidido quedarte, y quiero que mantengas esa decisión.

-"Quiero", siempre tan propia, siempre tan dueña de todo y de todos, ¿no?-Ladeó la cabeza, un gesto que encontré adorable. Me arrodillé, apoyó su frente en la mía y cerró los ojos. 

-Te protegeré de mi padre, te daré la venganza que quieres, te entregaré a quien te quitó a tu familia.

     Me alejé un poco de ella para mirar directamente a sus ojos.

-Me quiero quedar por ti, Sahar-dije con firmeza-. Y a decir verdad no le tengo miedo a tu jodido padre.





















     Me puse de pie, le tendí la mano para que se levantara.
    Faye tenía un temple que creí no podía ser sobajado con nada, con lo ocurrido esa noche ya la había dado por perdida, creí que le afectaría de algún modo. Y con Declan aguijoneando para sacarla de Providencia sin motivos, porque si bien a padre no le agradaría encontrarla aquí a su regreso, yo sabía que tendría el apoyo de Circe para convencerlo de permitirle a Faye quedarse.

-No termino de asimilar lo que hemos vivido esta noche-confesó. Bajé la mirada, Faye buscó la manera de que la viera, reí al verla agacharse un poco buscando mi mirada-. ¿Estás avergonzada por algo, morena?

-Perdí los estribos esta noche, rubia, al menos pensé que no me verías así tan rápido.

-¿Rubi...? ¿Cómo sabes que soy....

-El tinte rojo se le está cayendo a tu cabello, de hecho terminó de caerse y no lo has notado-sonreí. Ella chascó la lengua cogiendo un mechón-. Y vamos a enjuiciar al agresor mañana a la tarde, le di ese tiempo a Circe para que averiguara qué es lo que lo llevó a atacarme y romper la paz que reina en Providencia. 

-¿Lo habrías matado si tu madre no hubiese intervenido?

    Sus ojos, dependiendo de la luz, tenían un color distinto y allí estaba ese azul brillando, la noté esperanzada. Sabía que quería estar en un error, sabía lo que pasaba por su cabeza, lo que pensaba de mí. 
    Decidí ser honesta, reí por dentro, cómo si alguna vez hubiese logrado mentir con éxito. Y de poder hacerlo, no podría engañarla, a ella no.

-No fue la intervención de mi madre lo que me frenó de matar a ese hombre, Vesper.











<<Huellas III


Silencio(s)





(Te)Escucho (en)el silencio...
Dice(s) tanto...
Que el silencio nos ampare,
hablemos de tanto en él
Viaja el sentimiento hasta tu orilla
Ven que te refugio en la mía...


Y crucemos nuestros Infiernos
Hablemos del dolor mientras capturo tus heridas en papel
En silencio, eres mar en calma al hablar, en silencio
Y tu voz dice tanto entre gestos cuando hablas en alto
Sonrío
En silencio, soy Tormenta...
Imperfecta combinación de calma y Tempestad, (perfecta)
Y nos cerramos en banda cuando las sombras acechan
Refugiadas en nuestras respectivas armaduras
Calmas, luchando con nuestros demonios, acechan, sí...
Somos un desastre
Y capturo tu caos en papel, encadenándolo al mío
Que el silencio nos ampare cuando las armaduras caigan
¿Cómo es posible quedar al desnudo frente a ti? 
Me regalas tu media sonrisa..
¿Qué no es posible? Todo lo es, a las pruebas me remito
Y es que...


....Muros más altos han caído por cosas más simples,
Nuestras corazas no serían diferentes....
Habla(n) nuestro(s) silencio(s)....





martes, 9 de agosto de 2016

Medidas Desesperadas




Nueva York, Estado Unidos
Amanda

    Helena sólo quería jugar a tener control sobre mí, aún así, después de decirme que ya tenía a alguien buscando a Luna, le marqué a Declan para prevenirlo y que pusiera a salvo a mi hermana; fui a parar al maldito buzón de voz, y lancé el teléfono a la chimenea. 
    Estaba atrapada y convaleciente, pero no demasiado cansada como para dejar de luchar. 
    Cambié mi ropa, encontraría la forma de escapar. Dorian me será ayuda. Me encontraba ideando un plan cuando oí su voz, y la de su madre; salí de mi habitación, caminé por el pasillo y los vi desde el balcón. 
    Dorian notó mi presencia y me miró.
-¿Qué está pasando? ¿Juegan a piedra, papel o tijera para ver quién me dispara primero?-pregunté, sonriendo.

-¿No te has asomado a la ventana?-me preguntó Helena. Bajé las escaleras, escuché gritos en el exterior-. Parece que un terrorífico milagro se está llevando a cabo. Bautismo sangriento del Dios Creador-sonrió, victoriosa.

    Me asomé a uno de los ventanales, y ahogué un grito dando varios pasos atrás al ver la horrorosa escena. Algo rojo caía del cielo bañando las calles, y a los transeúntes que corrían buscando refugio. Los coches se habían quedado varados, los conductores hacían sonar las bocinas, y otros salían de sus respectivos autos.

-¿Eso es...?

-Sangre, yo mismo lo corroboré-dijo Dorian, mirando de reojo a su madre.

-Creo que Dios nos da su bendición para seguir adelante, ¿no crees, Amelia? Es una señal, lluvia de sangre en tu honor-habló Helena, su seguridad y satisfacción lograban que la odiara más todavía, si cabía.
-¡Qué honrada me siento! ¡Con esto sí que aceptaré una alianza!-ironicé.

-Es la antesala a lo que se aproxima, te presentaremos a Luna como ofrenda....

    Le solté una cachetada con la mano que tenía sana, fue tal la fuerza que llevaba logrando que Helena cayera al suelo. Dorian no se movió a ayudarla.

-A mi hermana no la vuelvas a nombrar con tu sucia boca-le dije con los dientes apretados de la ira que se había desatado en mi interior-. Si le hacen algo olvídense que tendrán alguna oportunidad de tenerme como vuestra reina, si vuelven a tocarla nos iremos con todo sobre ustedes.

-Entonces has que paren-dijo. Dorian la ayudó a ponerse en pie a regañadientes, pero sin que su madre notara que no quería hacerlo-. Dile a tu padre que convenza a Mikhael de abandonar esta guerra y dejar Assiah en manos de quien corresponde. La única regente y su heredero.

    Dorian me miró, y luego a su madre como quien no cree ni una palabra de lo que decía.

-Explícate-pedí-. ¿A qué te refieres con la única regente de Assiah? ¿Qué heredero? Porque por lo que sé Luzbel es quien está....

     Alguien se aclaró la garganta a mis espaldas, di media a vuelta al ver que Dorian se ponía algo tenso. Un joven y sombrío Matty se quitaba unos guantes negros de pie a la salida del ascensor.

-Tenemos muchas cosas de las que hablar, cariño-me dijo-. Empezando por una tregua, o perderemos mucho, los dos.
     Matty se apartó y un hombre entró llevando una silla de ruedas, flaqueé nada más ver a una pálida, callada y despierta Luna.




























 * 
  Castillo Renacer, Reino Unido
  Sahar

      Miré a mi alrededor los cuerpos que habían caído en el terreno, en parte de ellos en parte míos, la lluvia de sangre había cesado pero el cielo se mantenía gris. Busqué a Ivel con la mirada, en ese momento le cortaba el cuello a Asmodeo; miré al Príncipe que tenía de rodillas ante mí, había llegado un momento en que me vi vencida por él, desarmada, y él sonrió creyendo que me tenía, que yo ya estaba para morir en sus manos. Cuando intentó atacarme con su espada, me levanté con velocidad medida esquivando su estocada y arrebatándole el arma en el acto cambiando los roles.
    Para ellos, para muchos es un secreto mi inmortalidad, una inmortalidad verdadera que no me permite si no renacer tras una herida de muerte. Resucitar una y otra vez, y otra vez, y otra. Ellos no saben que soy eterna y así debía seguir, padre prefiere mantener ese secreto en nuestro círculo privado. Ni siquiera Luzbel lo conoce. Si padre ha preferido no beber mi sangre y probar volverse como yo es porque ve mi inmortalidad como una verdadera maldición, lo suyo comparado con lo mío, su marca en comparación no era nada.
   De él aprendí que los Príncipes Demonios son eternos, como yo, que esta inmortalidad que llevo es como la de ellos. Ladeé la cabeza mirando a Amon, la Ira encarnada.

-Tengo curiosidad, si te mato, ¿los humanos seguirán odiándose los unos a los otros? Sé que eres conocido por inducirlos a la ira.

-Si me matas-rió-. Soy eterno, soy un espíritu, soy....

-No, dejaste de ser espíritu en el momento en que te involucraste con la gente terrana-intervino Ivel-. Hay algo que ustedes nunca han entendido sobre este reino, Amon, porque vuestra arrogancia no les permite entender.-Me miró, limpiándose la sangre del rostro-. No todos los humanos odian, o se enfadan porque un demonio los induzca a ello, los humanos son humanos pueden enfadarse como todos. Fueron creados a imagen y semejanza de Eloah, hasta él se enoja; nada cambiará si matas a éste. Sólo habrá uno menos.

    Blandí la espada y le corté la cabeza sin detenerme a pensarlo.

-¿Por qué tu espada no les hizo nada cuando los atacaste a todos juntos?-le pregunté a Ivel mientras me agachaba para verificar algo que había notado antes en los cuerpos que los demonios poseían.

-Es como si hubiesen encontrado una debilidad en ese ataque de Domenoj, una forma de bloquearlo. Ni siquiera el fuego que Dante y yo encendimos les habría dañado.

-Pero ellos no podían traspasarlo de ninguna forma-dije, revisando los brazos de uno de los cuerpos.

-Porque Dante vistió el fuego con un escudo bendito que no les permitía acercarse demasiado, el escudo por sí sólo no nos iba a dar el tiempo suficiente para que tu familia escapara. Era necesario algo fuerte, estar en armonía con algo fuerte: vida, y el fuego es vida. 

-¿Y nosotros no lo éramos?-inquirí, sin entender muy bien su lógica.

-¿Querías usar de sacrificio a la niña o a tu hermano? Porque el escudo exige sangre-sonrió-. Vida, literalmente debes entregar una vida a cambio de esa protección.

-Es un escudo enfermizo-dije, desviando la mirada hacia el cuerpo.

-Por eso encontramos otra forma de usarlo, siempre hay otra forma de hacer las cosas-dijo. Al darse cuenta de lo que hacía, preguntó-: ¿Qué buscas?-Se había agachado cerca de mí.

-Esto.-Le mostré el antebrazo de la mujer tras limpiarlo. Tenía una marca en forma de triqueta-. Este símbolo, esta gente.-Me levanté, mirando alrededor-. Fueron sacrificios rituales, experimentos rituales para ellos, y para Amanda.

-¿Cómo que para Amanda?

    Di la orden de recoger a nuestros muertos y deshacerse de los cuerpos de aquellas personas.

-Sepultarlos dignamente, ellos no tenían idea de lo que estaban haciendo, sus cuerpos fueron usados y sus almas desplazadas; hay suficiente terreno para un camposanto donde puedan descansar.-Miré a la mujer que había revisado-. Vuestro camino de espinas termina aquí, vendrán tiempos mejores-dije.

   Emprendí el camino hacia el interior del castillo, necesitaba una ducha. Al cruzar el umbral del vestíbulo, Ivel habló:

-La mujer que quiso atacarme hace rato mostró compasión por una humana muerta, y lo raro es que no era de su sangre. ¿Caín te enseñó eso? Porque no me parece propio de él.

    La miré de soslayo y subí las escaleras sin responder.
    El agua limpia lavó la suciedad venida del cielo, más no de un Dios, sino de un Genio malvado. Está jugando con nosotros, el traidor en la Casa de Eloah. Sé que esas palabras de Amon se me quedaran grabadas para siempre.
    Ivel me esperaba en la estancia ya duchada también, de pie junto a la ventana. Llovía, esta vez agua que limpia. Señales que buscan confundir.

-Dijiste que eran sacrificios rituales, esa gente, sólo con ver el símbolo-dijo Ivel. Me senté en el sofá-. Dijiste que era por tu hermana, es porque quieren que ella tome el lugar que se supone corresponde a Amara, ¿no? Y vienen haciendo esto en parte para honrarla, muerte llamando muerte, que es el modo en que ven a Amanda. Como una especie de embrujo, un llamado que por más trucos de ocultismo que han implementado, no ha cumplido su cometido porque Amanda es muy fuerte para responder a la oscuridad. Por otro lado-se volvió-, también fueron usados como sacrificios para abrirles las puertas a los Señores de reinos oscuros, puertas inaccesibles para ellos por sí sólos, y eso que son muy inteligentes. Pero los humanos logran cosas....¿interesantes?

    Cruzó los brazos, yo la escuchaba pero pensaba en las palabras de Amon. Y en Faye, maldita sea, me preocupaba horrores.

-¿Por qué la triqueta?-preguntó, levanté la mirada-. Reconociste que era por Amanda por ese símbolo, ¿por qué?

-Alguien debió decirles que en nuestra familia ese símbolo representa a mi hermana.

-Entiendo, y conozco el significado místico de dicho símbolo-dijo, y de pronto su mirada se volvió amenazante-. Si representa a Amanda, entonces Caín algún conocimiento tenía de que los aliados terranos de Luzbel no sólo iban a por él, sino que con toda intención iban tras Amanda.

    Yo comenzaba a manejar la misma hipótesis, y me enfurecía pensar que padre sabía la importancia de Amanda para ellos porque él la dejó sola todo este tiempo a merced de estos traidores a su gente. No metió las manos al fuego por ella, su arrepentimiento llegó años tarde, así como su protección.
   Aunque pensándolo en frío, papá intentó convencerla de parar su vendetta y unirse a él, pero ella se negó a aceptarlo por el rencor que le guardaba. Él sabía, papá sabía que iban tras Amanda también.

-La candidata perfecta para soportar, con todo lo que conlleva, el alma de la Diosa del Cielo-dijo Ivel. Se inclinó delante de mí-. Tu padre era consciente del destino que su primogénita cargaba sobre sus hombros, ¿verdad Sahar?

-No lo sé, si lo sabía o no ya es tarde para reclamárselo porque está intentado redimirse y salvar a Amy....

-Si me entero que Caín lo sabía yo misma seré juez y verdugo, de él y de tu hermana...

    La cogí del cuello.

-Tú no vas a tocar a mi familia-susurré, apretándoselo-. Sé que le pediste ayuda a Amanda para dar con la tal Amara, y sé que ella accedió, no puedes pagarle de esa manera. En todo caso la que debe ser ejecutada es esa a la que quieres encontrar antes de que lo haga tu hermana.

    La solté, ella recuperó el aliento que le corté por esos segundos. 

-Creo que aún estamos a tiempo de alcanzar a tu hermano y a los demás-comentó, cambiando, por su bien, la conversación. Me pasé la mano por el cabello, no quería ni verla a la cara-. A menos que hubieses pensado con anterioridad enviarlos a él y a las chicas a otro lugar-aventuró, la miré de reojo-. Este ataque sorpresa te vino como anillo al dedo, ¿no?

-¿Qué sabes tú?-solté, dejando el sofá y caminando por la estancia.

-Bueno, ahora sé adónde fueron a parar esas pobres personas que iban en los aviones que han desaparecido misteriosamente en los últimos años-dijo, refiriéndose a la gente que sirvió de experimentos rituales y cuyos cuerpos aún estaban esparcidos en la explanada de Renacer-, y que te preocupa la rubia llamada Faye Vesper. ¿Sahar?

    Me sentí débil de nuevo, como hace unas horas atrás cuando vi a Faye. Mis piernas no me tenían en pie, terminé desplomándome al suelo, Ivel vino a mi lado.

-¿Sahar? ¿Sahar, me estás escuchando? ¿Qué pasa?

     Era consciente de que mis ojos seguían abiertos pero ya no era el rostro de Ivel el que veía, todo se oscureció y cuando mi vista volvió a aclararse me hallaba de pie en una fabrica abandonada o una especie de antiguo laboratorio desvalijado, había tanto desorden alrededor, cosas sin valor alguno. La luz entraba desde dos ventanas situadas cerca de cada esquina de aquel lugar.
   Giré buscando una salida, al hacerlo la vi, a Vesper, venía en mi dirección.

-Sahar-se le escapó con una sonrisa en la boca, fui a su encuentro y al estar cerca la una de la otra se vino a tierra. 

-Faye, no, no, Faye mírame. Necesito que te quedes conmigo-dije, intentando mantener la calma ante la palidez excesiva de su piel, y su helado tacto. No encontraba explicación a esto que nos pasaba, si la proyección astral no podía ser usada en ese momento ¿cómo llegué a ella? ¿Cómo ella llegó a mí?-. Vesper, voy a encontrarte, te lo prometo. Pero tienes que luchar, ¿entiendes? 

-Amanda va a hacerlo... Lo he visto....-balbuceó.

-¿Hacer qué? ¿Sabes qué? Olvida esa mierda, voy a buscarte allí donde te tenga mi padre.

-Sahar, tienes que detenerla.... La era de Oscurantismo de la Cuarta Bestia está en su apogeo, tu hermana....

-No voy a detener a nadie hasta encontrarte, Vesper....

-No seas egoísta, Sahar.

-No es egoísmo. Tú me enseñaste a confiar, y confío en Amy, y en lo que sea que esté tramando; ha venido haciendo muchas cosas en solitario, está acostumbrada a ello, sé que no la aguantas, pero ¿podrías confiar tanto como yo lo hago?

-Lo que vi fue su Ascensión, Sahar. Y la Ascensión de Luzbel.

-No hagas caso a las visiones, cariño, ya no. Es momento de ir en contra de ese futuro que se supone está escrito, este es el momento de tomar lo que nos pertenece, lo que nos han querido quitar para someter Assiah: Libre albedrío. Es todo nuestro, Amanda lo sabe y estoy segura de que esa Ascensión que viste se volverá en contra de Luzbel gracias a ella. 

-¿A costa de cuántas víctimas? ¿Cuántas muertes son suficientes?

-Me importa que vivas tú, Vesper. No vamos a poder salvarlos a todos.

    Acerqué mi rostro al de ella, su piel estaba helada, la sentí bajo mis labios cuando deposité un beso en su frente.

-No hagas caso a lo que ves durante la tortura a la que estás siendo sometida para evitar que las huestes de Luzbel te vean como una presa. No hagas caso a lo que veas, sé fuerte. Estoy contigo..... espérame, Vesper. Espérame, voy a por ti.

-Espero por ti, siempre.

    La sonrisa de sus labios coloreó su pálida piel por un instante, no podía dejar de mirarla.
  Intentó levantarse, la ayudé notando heridas en sus manos.

-Duele-susurré, sintiendo en mí misma su sufrimiento. Besé sus manos-. La próxima vez que vea a mi padre le devolveré este favor que cree que me está haciendo. 

-Podríamos arreglarlo ahora, hija mía.-Me volví al escuchar la voz de mi padre. Era la primera vez que veía unas alas blancas desplegadas desde su espalda, no me lo podía creer-. Pero no estás invitada a esta lección.
   Un temblor empezó a derrumbar los cimientos del edificio, escuché a Faye gritar mi nombre y entonces recuperé la vista encontrándome con el rostro de Ivel. La empujé y me arrastré por el suelo para alejarme de ella.
    
-Tengo que irme-dije de inmediato, poniéndome de pie.

-Oye, respeto que extrañes a tu amada y quieras ir con ella porque te necesita, pero tu hermano y los demás nos esperan.

-Los encontrarás sola-dije, abandonando la estancia.

-Sahar, no vas a poder salir del país, los están cazando sicarios terranos y demoníacos. No puedes sola-decía, siguiéndome el paso.

-¿Acaso no me viste pelear hace poco?-Subí las escaleras para buscar algunas cosas en mi habitación, Ivel se quedó esperándome en las escaleras. Cuando volví con mi espada y algo de ropa en un bolso continuó con su perorata. 

-¿Sabes lo peligroso del paso que estás a punto de dar?-preguntó-.  Este movimiento puede cambiar nuestra ventaja sobre ellos, echarás todo a perder por poner tus sentimientos antes que el mundo, millones de vidas penden de un movimiento en falso, Sahar. No te equivoques porque también es tu gente la que peligra, sé que estás empezando a ver a los terranos como tal, lo sé por lo que dijiste ante el cuerpo de aquella mujer, no dejes que tus sentimientos te nublen el entendimiento justo ahora porque será un grave error, y serás la culpable de muchas muertes....

   Al escuchar esa última frase la fulminé con la mirada, entre asombrada también por escucharla decir algo así.

-¿Seré la culpable de muchas muertes?-dije con suavidad-. ¿Un grave error ir a ayudar a alguien que me importa?-Ivel me sostuvo la mirada con altivez-. No me metas en tu mierda y en la de tu Eloah-contuve mi ira todo lo que pude, pero mi voz fue elevándose poco a poco-. ¡Todo es un desastre porque fueron lo suficientemente pacientes en lo que a Luzbel respecta, así que lo que ha pasado o pase a partir de ahora no será mi culpa! ¡Soy completamente capaz de manejar lo que siento, Ivel!

-No se nota. Eres muy emocional, ¿no te has dado cuenta, Sahar? En la balanza estás poniendo todo el peso en una persona más que en el deber que te trajo aquí y tu gente....

-¡Y una mierda!

-Quédate, Sahar. Ayúdanos a contener a los aliados que Luzbel tiene aquí, ayúdanos a contener lo que se viene contra Europa, es tu deber. 

     No la miré a la cara, me di la vuelta.

-Hazme un favor-dije, tras abrir la puerta-, dile a mi hermano que era necesario que me fuera, a veces una debe seguir lo que el corazón le dicta. Sé que él sí entenderá.-Antes de poner un pie fuera, agregué-: Y te equivocas al decir que es un error, no estoy abandonando a mi gente y no estoy dejando de lado mi deber porque desde que conocí a Vesper, mi deber está con ella y su protección es mi prioridad, ella lo es. Ella es la gente que necesito a salvo.

    No había vuelta atrás, me marché. Y que Vadhir y la misma Faye me perdonen por lo que iba a hacer, pero no podía dejar las cosas así; sé que hay quien pensará que estoy traicionando nuestra empresa en pro de la salvación de los humanos, poniendo una vida por encima del resto. Pero también, tanto Ivel como mi hermano y el resto deben entender mi posición.
   ¿Qué harían ellos?