Spin-off

Spin-off

viernes, 3 de febrero de 2017

Anarquía: Lo Invisible se Hará Visible

Portland, Oregon. Estados Unidos
Amanda

   La casa en la que residiríamos en los siguientes días se encontraba en la playa, nos trasladamos hasta allí en otra limusina que Dorian se había encargado de pedir antes del despegue. 
   Acondicioné una habitación para Luna y para mí, me quedaría a su lado toda la noche. 
    Drako la llevó al porche, el aire a esa hora de la tarde era frío, estuve reacia a que la sacara pero él insistió en que no hacía tanto frío y que le vendría bien el aire fresco. Al final accedí, lo que sea para que reaccionara pronto, me entristecía verla así.
    Portland Oregon estaba igual de silenciosa que el resto del país, la gente permanecía en sus hogares dejando a la vista una ciudad fantasma. Dorian intentó buscar algún canal de televisión que pudiera estar transmitiendo noticias sobre Europa, pero no había nada, en ningún lugar; fui a la cocina para prepararle algo de cenar a Luna, si conseguía comer aunque fuese un poco, me sentiría aliviada porque sería un pequeño avance.
    Aquella mansión de madera tenía todas las comodidades, no recuerdo haber pasado alguna temporada allí pero Dorian sí que la conocía al derecho y del revés. 
  Ambos escoltas-incluyo al chofer/piloto-deambulaban por la playa cumpliendo con su trabajo. Los vi por la ventana que se hallaba en la cocina, escuché a Dorian reír y me volví.

-¿Podrías calmarte? Son de fiar-aseguró.
-No llegué hasta donde estoy confiando en la gente de tu padre, Dorian-repliqué, recargándome en la encimera-. Podrán ser muy de fiar para ti, para mí siguen siendo perros falderos de Matty; yo no pienso quedarme aquí por mucho tiempo, si ellos se interponen me los cargo.

-Cálmate, la situación es la siguiente: papá debe seguir creyendo que sigues con la idea de aceptar prestar tu cuerpo para el ritual de transición, piensa que al amenazarte con Luna ya te tiene y en cierto modo no se equivoca. Pero él no cuenta con que estoy de tu lado, con tu amigo el de allí afuera podemos poner a Luna a salvo en otro lugar e intentar sabotear el ritual que, para llevarlo a cabo, mucha gente en Nueva York deberá morir a modo de sacrificio de sangre.....

     Las visiones de Faye, pensé. Esas visiones donde se supone que morimos todos, donde vio una Nueva York bajo escombros.
-¿Amelia, me estás escuchando?-Levanté la mirada, y asentí-. No lo parece.

-¿Cómo planea....-balbuceé-. ¿Cómo planean hacerlo? ¿Cómo planean matar a tanta gente? ¿Estrellar un avión contra algún edificio, o hacer las veces?

-Creo que será un misil que dejarán caer sobre la ciudad-respondió. Frunció el ceño, no le agradaba la idea-. Lo han pospuesto en varias ocasiones, pero ahora les urge.
-¿Sabes cuando lo harán?-Dorian negó con la cabeza-. Saber lo que será pero no cuando sucederá no me ayuda, Dorian-dije, sin detenerme a controlar el volumen de mi voz y acercándome más él.

    Drako entró con Luna, detuvo la silla de ruedas y nos miró con severidad, giré sobre mis pies y volví a la cocina para terminar de preparar una sopa para mi hermana. El Blood Drynka llevó a Luna a la estancia, se sentó en el sofá, desde mi posición vi cómo Dorian fue a sentarse en otro sillón, en un momento les di la espalda y al siguiente oí un golpe y me di la vuelta saliendo con rapidez de la cocina.
    Encontré a Dorian en el suelo cerca de las escaleras con una mano cerca del ojo izquierdo, Drako estaba de pie frente a él. Su adusto rostro estaba hecho un mar de ira contenida, las manos apretadas en puños y sus ojos brillaban con lágrimas a punto de escapar.
-No me importa que tu mente haya estado bajo el control de algo o alguien, no me importa lo fragmentada que esté, fuiste uno de los que la dejó en esa silla-dijo con rabia, señalando a Luna-. Es una grosería para tu hermana que éste hombre esté cerca de su persona, puede provocar que el shock sea permanente-agregó con sus ojos puestos en mí. 

    Dorian se puso de pie asintiendo repetidas veces.

-Tienes razón.-Salió de la casa sin llegar a mirarme.

   Drako se sentó de nuevo, se cubrió el rostro con las manos.

-¿Cómo puedes mirarlo a la cara y no querer matarlo?-preguntó, su voz se rompió y al levantar el rostro vi las lágrimas correr a raudales. Miró a Luna, se paró y se arrodilló ante ella, me reuní con ambos, besé a Drako en el pelo mientras lo rodeaba con el brazo y cogía las manos de Luna con mi otra mano.

-No conoces el esfuerzo que hago, Drako-dije-. Pero no era dueño de sus actos....

-Aún no me trago ese cuento-terció, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano-. Bajar la guardia ahora mismo sería un error, y más, cerca del hijo de Matthew Carlysle.

-¿Quién ha dicho que he bajado la guardia?

   No era que sintiera pena por Dorian, o que le hubiese perdonado del todo, pero podía entender cómo de roto se sentía al conocer lo que había hecho sin ser consciente de ello. Descubrir que sus padres no dudaron en hacerle daño a su hermana, la verdadera Amanda, y que él no pudo hacer nada por protegerla. Como yo no siempre he podido evitar que a Luna la hirieran, hice todo lo que estuvo a mi alcance y aún así estaba en una maldita silla de ruedas, llena de heridas físicas y emocionales; lo entendía.
   Luna cenó poco, unas tres cucharadas fueron suficientes para ella; entendía y reconocía, al menos. Pero no hablaba, estaba en su mundo interior donde escapó de la realidad que había vivido.
   Mi pequeña.
   
-Drako, ¿dónde está Faye?-le pregunté tras arroparla. 

-Tu padre está probándola-respondió. Cerró la ventana y fue a sentarse en un sillón del otro lado de la cama.

-¿Probándola en qué sentido?-Enarqué una ceja.

-Deja de pensar mal-rió, desganado-. La señorita Vesper siempre ha sido alguien interesante, y no le pasó inadvertido a Azana. Dijo que se convertiría en una gran líder, un dolor de cabeza para el enemigo; no sabemos si será en un futuro próximo, pero tu cuñada les significará un desafío. Caín se está asegurando de fortalecer su espíritu, ha muerto varias veces pero siempre regresa y cada regreso es peligroso, se puede volver presa fácil para los demonios, perder un poco de humanidad cada vez.

-¿Estará bien? No quiero que Sahar pierda a quien tanto bien le ha hecho-dije. 

   Drako estaba distraído viendo a Luna, sonreí ante esa clara muestra de amor, si tan sólo algo le asegurara a Drako que Luna sentía lo mismo por él, y si acaso fuese posible desearía que el tiempo les sonriera y les diera chance a conocerse mejor, a amarse. Drako era un buen hombre, como lo fue Sebastian.

-No te preocupes, Faye saldrá de esto con honores.-Sacó su teléfono móvil-. Es un mensaje de Declan-informó-, y acaban de restablecer las líneas telefónicas. Algo me dice que estarán jugando a córtalas cada tanto.-Leyó en silencio, tecleó una respuesta y luego me miró-. Acabo de darle nuestra posición, espero no te moleste.

-En lo más mínimo, quiero verlo-confesé. 

    Salí de la habitación en cuanto Luna cerró sus ojos, la dejé al cuidado de Drako por pedido de él, insistió en que yo necesitaba comer algo. No me apetecía cenar, pero le cedí el turno con mi hermana porque a ambos les haría bien la mutua compañía. 
    Dorian seguía fuera. Me senté sola en la sala de estancia, revisando mi móvil, las líneas podían haberse restablecido pero la conexión a internet seguía ida; al móvil empezaron a llegar mensajes tras mensajes, y notificaciones, me distraje viendo una carpeta que estaba en la mesita frente a mí. Apagué el teléfono y la cogí.    
    La estaba abriendo cuando Dorian entró y vino a sentarse a mi vera, llevaba un retrato en sus manos, dejé la carpeta en la mesita y vi de reojo que era una foto de él abrazado a su hermana mayor.

-Fue nuestra primera vez en esta casa, en esta playa-susurró-. ¿Crees que aquí ya habían iniciado el control mental sobre ella y sobre mí? Porque no recuerdo cuando iniciaron conmigo, y pensar en que le hicieron lo mismo llevándola hasta el punto de querer dejar este mundo me desconsuela, me aterra porque no lo noté.
    Acaricié su espalda para reconfortarlo.

-Por lo general es como empiezan, en la infancia. Lo sabes porque has ayudado a crear otr....-susurré. Callé porque no era buen momento-. Yo tampoco noté que te habían disociado, imagina si como adulta no pude notarlo, ustedes que eran unos niños, menos, Dorian, jamás te habrías dado cuenta. 

-Ella se desprogramó, tú lo dijiste, ¿por qué no me contó?

-Tal vez no hubo un momento adecuado, o te protegía pensando que irían a por ti, quizá dejó que continuaran bajo amenaza de hacerte lo mismo y ella les creyó. Sin saber que ya te habían iniciado, que la disociación en ti era un hecho aunque leve porque estoy segura que te dieron con todo cuando llegué a vuestras vidas y estuviste tentado a decir la verdad: que Amanda había muerto, que yo era una impostora. Te obligaron a olvidar algunos detalles, y hasta hoy han estado manipulándote.

    Dorian estaba calmado pero muy afectado, le costaría recuperarse y no es que existiera un centro de rehabilitación para víctimas de programación mental. Estaban los centros de reprogramación, claro, esos convenían que existieran. Todos disfrazados de otro tipo de centros; serían parte de la lista de objetivos a destruir, lo haría por Amanda y por el mismo Dorian.
     En la foto tendrían unos nueve y siete años, ambos sonreían y sopesé la posibilidad de que esas sonrisas eran de las pocas reales que podía hallar en fotos viejas de Dorian y su hermana mayor. Al verlos nadie imaginaría lo que en verdad pasaba de puertas para adentro, el abuso que ambos sufrían.

-Eran pocas las veces que nos dejaban estar juntos, muy pocas y por tiempo limitado-comentó al poner el retrato en la mesa-. Nunca me pregunté por qué, la explicación que daban era su supuesta enfermedad, creo que te lo mencioné.-Asentí-. Fuimos a internados distintos, mi hermana era casi una extraña para mí; imagino que los momentos que nos dejaban estar juntos los aprovechaba ella más que yo.

-Tú historia me es conocida, viví lo mismo en carne propia.-Dorian tomó mi mano, sentí raro, me gustó el roce de su dedo pulgar en una efímera caricia-. A Luna y a mí nos separaron, obligándonos a dormir en habitaciones distintas, solas; es una forma de romper los lazos, pero con nosotras nunca les funcionó. Amo demasiado a mi hermana.

-Quizá yo no amaba lo suficiente a la mía-suspiró.

-Sí lo hacías, lo has dicho, la querías. De no ser así no estarías afectado como veo que estás; el tiempo que pasaron juntos fue importante para ella, y lo fue para ti, sólo que eras un niño.

    Regresé mi atención a la carpeta.

-Vaya niñez tuvimos, ¿eh?-comentó.

-¡Como para que todos se mueran de la puta envidia!-respondí en una muy baja exclamación. Su rostro pasó de la melancolía a la picardía en cuestión de segundos, mis palabras le hicieron gracia, y no pude evitar reírme también.
     Dorian tenía una sonrisa encantadora, contagiosa, bonita.... ¿En qué mierda estoy pensando? Desvié la mirada hacia el contenido de la carpeta.

-Son los planos de varias bases militares-explicó-. ¿Trajiste en tu equipaje los demás archivos que te facilité hace días?

-Por supuesto.

-Revisemos todo y planeemos el primer ataque.

    Sonreí, asintiendo perdida en el brillo de sus ojos.
    Cogí su rostro en mis manos y pasé mi dedo índice por el moratón que ya había empezado a aparecer en su ojo izquierdo, producto del golpe que Drako le había dado.
-Si me traicionas, Dorian.....-empecé a decir más seria.

-Jamás lo haría, Amelia, tienes mi palabra, mi lealtad....

-¿Interrumpo?

     Me levanté al oír la voz de Declan, caminé hacia él, su cara de decepción me descompuso. No quería que pensara algo que no era.
-Drako me habló de lo que pasó-dije, él decidió hacerme a un lado e ir a por Dorian-. Declan-lo llamé al verlo coger al otro hombre del suéter-. ¡Declan, basta!-grité en cuanto levantó el brazo para golpearlo.

-¡¿Estás depositando tu confianza en éste imbécil?!-exclamó-. Fue uno de los que atacó a tu hermana, Amelia, ¿qué puta mierda tienes en la cabeza? 

-No le hables así-intervino Dorian. Declan lo empujó, y él cayó en el sofá.

-Sé lo que hago, sólo hablemos, déjame explicarte-le pedí-. Dorian nos dio algo más de tiempo, fue su idea venir aquí porque sabía que estaría cerca de papá, sabía que en Seattle era el lugar donde se estaba escondiendo. Donde tú estarías-añadí. 

-Nos vamos ahora mismo, a este tipo no lo quiero cerca tuyo ni de Luna. ¿Dónde está ella?

-Arriba-respondí. Declan comenzó a subir las escaleras-. No te atrevas a moverla de donde está-dije, fríamente. Él se giró-. Estamos encerrados, Declan, no tenemos adonde huir con ella. Norteamerica es una prisión ahora mismo, y nuestros carceleros tienen demonios y rituales de sangre a su disposición; lo más inteligente es hacerles creer que tienen las de ganar. Lo más inteligente es hacerle creer a Matty que me tiene.

      Declan siguió subiendo.
-Lo siento, Amelia. Tus amigos tienen razón-dijo Dorian, meciéndose nervioso-. Deberíamos cambiar todo, márchate con ellos, me las arreglaré con mi padre.

-No, no, sigamos tal cual estamos. Ve a descansar, iré a hablar con ellos.

    Fui detrás de Declan con la esperanza de poder convencerlo que aquello era lo mejor que teníamos. Por ahora.

      


















      
*
Seattle, Estados Unidos
Faye

-Mírese, señorita Vesper-decía Caín. Su voz se había convertido en un infinito eco-. Ha pasado un día desde que entró aquí, me complace y me preocupa verla casi loca perdida así de rápido, pero es una frágil humana, Azana debió equivocarse con usted.
   Me tenía encadenada sufriendo los más desquiciantes dolores físicos que jamás llegué a experimentar, y es que había revivido, en un día-tenía que confiar en él puesto que no tenía ni remota idea del espacio temporal que habíamos pasado allí; se me había hecho largo-recuerdos que durante años me han atormentado. Sufrí en carne propia la muerte de mis padres y hermano, las reviví una y otra vez, y sí, en ocasiones era yo en los cuerpos de cada uno.
   Caín se estaba divirtiendo con esto, torturarme debía ser el mejor regalo que podía recibir, y Sahar no estaba cerca para detenerlo.

-Estar de acuerdo con nuestra relación pasados diez años, ¿fue una farsa? ¿Fingió ser el padre y suegro bueno que bendice la relación de su hija?-Caín respondió con un gesto negativo-. ¡Oh, vamos! Nunca le gusté para ella, está disfrutando hacerme esto-acerté a decir rechinando los dientes de la ira que me embargaba.

-No puedo estar disfrutándolo menos, pequeña-dijo. Metió sus manos en los bolsillo de su pantalón y caminó por el estudio-. Sólo quiero blindarte, protegerte, lo hago por ti y lo hago por mi hija. Si voy a morir, no querría a nadie más a su lado; y ahora que sé lo importante que puedes llegar a ser en esta larga batalla, quiero ayudar. Hacer de tu cuerpo una difícil entrada a los demonios, ninguno podrá poseerte.

   Lo miré con desconfianza.

-Seattle debe traerte desagradables recuerdos-continuó. Chasqué la lengua, y miré el piso-. Sí que te los trae, después de aquellos días has evitado pisar esta ciudad siempre que puedes.

-Basta-susurré.

-Váyamos un poco más allá.

    Sus ojos brillaron y su rostro se desfiguró, volvió a meterse en mi cabeza.  












Continuará....

3 comentarios:

  1. Eso de que estaba probando a Faye no sonó muy bien, no :) pero de todos modos su manera de probarla es algo extrema.

    Besos dulces Ivel.

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  2. Que minuciosa sos para contar detalles en los episodios de tus historias.
    Me gusta esa historia de Amelia.
    Y la lucha de Faye para demostrarle a Cain lo especial que es.
    Un abrazo.

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  3. Volver a retomar la historia de Amanda y Luna... me ha gustado mucho volver a leer sobre ellas.
    Una tortura muy demoníaca que la hará un ser supremo.

    Mil besitos, mi niña.

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